Hawaii

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Un amor de vecinos, lánguido y demasiado extenso

"Hawaii", con doble i, es el tercer largo de Marco Berger sobre los delicados pasos de atracción sexual entre dos jóvenes. Presentado hace un par de años en el Bafici, ahora se estrena en el circuito alternativo. Mientras, el nombre del autor ha ido creciendo entre el público homosexual. Ya tiene muchos seguidores, que adoran su estilo hecho de sutilezas, y detractores, cansados de esperar algo más que sutilezas. El público heterosexual, sencillamente, se aburre como una ostra.

Lo interesante es que Berger ha ido probando diversas formas de contar lo mismo: la comedia picaresca en "Plan B" (un joven abandonado por una chica planea seducir al nuevo novio de ella), la intriga dramática en "Ausente" (un chico se hace la víctima para controlar caprichosamente a su profesor), la descripción bucólica y minimalista en "Hawaii" (dos vecinos de infancia se reencuentran en una vieja casa del interior, uno como sobrino de los dueños, el otro como buscavidas sin techo).

Planos cercanos y fijos, miradas que van evolucionando con más claridad que las palabras, juegos de mentiras e indecisiones, sugerencias que no necesitan confirmación, eso se mantiene. Pero en "Hawaii" la atención decae. El relato es demasiado vago, el ritmo bastante lánguido, las situaciones un tanto artificiosas (quizá porque en el fondo esto es una fantasía con dos flacos treintañeros), la música se hace cansadora y la película se extiende más de la cuenta. La película se salva solo por la fotografía, la calma de un lugar alejado y placentero, y la identificación de su público con los personajes.

Dicen que, para seguir variando, la nueva de Berger refiere un amor heterosexual en un juego de tiempos paralelos. Graciosamente, se titula "Mariposa", lo que puede dar lugar a confusiones.