Hawaii

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Marco Berger llega al BAFICI con su tercer largometraje. Luego del éxito de sus anteriores films, Plan B y Ausente, el director repite temática pero nos presenta un film completamente distinto a lo que nos tiene acostumbrados.

Un lugar en el mundo

Hawaii es la historia de dos personas. Ambos amigos de la infancia que el destino separó y hoy, muchos años después, vuelve a juntar. La vida de ambos no podría ser más diferente. Martín está de regreso en su pueblo natal en algún lugar del interior del país. Esta solo, sin un techo donde dormir y se gana la vida haciendo changas por ahí. En ese mismo pueblo Eugenio está al cuidado de la casa de sus tíos, pasa sus días en la pileta y mientras aprovecha para escribir una novela. Cuando Martín golpea la puerta de Eugenio y le ofrece sus servicios no tardan demasiado en reconocerse. Así los dos amigos comenzarán a recuperar el tiempo perdido. Poniéndose al tanto de sus situaciones, Eugenio le termina ofreciendo a Martín un lugar en su casa y comida a cambio de trabajo. Pero mientras avanza la convivencia comenzará entre ellos un juego de poder y deseo, y así también comenzará a crecer una extraña relación.

Lo que no se dice

Tal como dije anteriormente, Hawaii es un film distinto a los que nos tiene acostumbrados Marco Berger. Si hay que ubicar su filmografía dentro de algún género especifico, podríamos decir que Plan B era una comedia y Ausente era un drama con interesantes toques de suspenso. Es muy difícil ubicar a Hawaii dentro de algún género sin arruinar las sorpresas que nos tiene preparado el film. Aquí la acción transcurre casi en un 90% en una casa y sus al rededores, pocas veces hay más de dos actores en escena y la gran mayoría de las veces ellos son Manuel Vignau (Eugenio) y Mateo Chiarino (Martin). Hawaii dice más con sus silencios y la mirada de sus personajes que con sus diálogos, esto quizás la haga menos accesible al público, pero no por eso menos satisfactoria. Berger toma como excusa a estos dos personajes para reflexionar sobre la soledad, el amor, la solidaridad y una posterior (¿y posible?) dependencia. Quizás Hawaii por momentos se sienta redundante, pero toda esta construcción termina teniendo sentido (en su mayoría) con el desenlace del tercer acto. Si algo le critiqué a los anteriores trabajos de Berger es justamente ese último acto donde, según mi opinión, el director alarga innecesariamente las cosas. Aquí es todo lo contrario, ese alargamiento está en los primeros dos actos con una conclusión que cierra perfectamente la historia de estos dos amigos. Pero resulta inevitable sentir que al film le sobran algunos minutos.

Párrafo aparte (literalmente) se merecen Manuel Vignau y Mateo Chiarino. En una película como Hawaii donde todo, o mejor dicho casi todo, pasa por los personajes, ambos actores entregan formidables actuaciones. Vignau no es novedad ya que había demostrado gran potencial en Plan B, el anterior film de Berger, y aquí repite su buena labor. Pero fui gratamente sorprendido por Chiarino, quien desde la primera escena y solo a través de su mirada nos transmite el dolor y la soledad que lleva Martín dentro.

Conclusión

Hawaii es una película chiquita, intima, y que recompensa al espectador que sabe apreciarla por lo que es. Hawaii es sus silencios, sus miradas y sus incomodidades. Y si bien Plan B y Ausente me resultaron más accesibles, la habilidad de Berger para manejar el suspenso en la cotidianidad de las cosas es algo que aun no deja de sorprenderme.