Hawaii

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

La nueva película de Berger (AUSENTE) se centra en la relación que se establece entre dos jóvenes, el dueño de una casa en un pueblo chico y otro que viene a trabajar, ayudándolo en la limpieza de la pileta y el cuidado del lugar en verano. Ambos se conocen de muy pequeños y se dejaron de ver hace muchos años. Por circunstancias que conviene no revelar (los personajes mienten sobre su pasado y su presente), Martín necesita trabajo y va a pedirlo a la casa de Eugenio, que está allí tratando de escribir un guión. Atraído sexualmente por él más que por necesidad de ayuda laboral, Eugenio (Manuel Vignau) lo contrata pero no logra hacer más que observarlo todo el tiempo e intentar muy discretas aproximaciones por temor al rechazo.

La tensión sexual entre ambos crecerá y sobre el final la cuestión tomará nuevas dimensiones en este filme que cuenta prácticamente con sólo dos actuaciones y una casa como escenario casi único. Berger logra crear un clima sugerente gracias a una cámara muy subjetiva y una música intrigante, aunque los lineamientos básicos del guión no parecen salir mucho de la zona de la atracción sexual permanente. El filme es bello de ver y la relación entre ambos está bien planteada, pero se hace un poco largo a falta de un conflicto dramático que evolucione a lo largo de los 106 minutos que dura. Con todo, Berger sigue siendo uno de los pocos realizadores locales que explora a fondo el universo homoerótico, siempre jugando en una extraña zona entre el pudor y la curiosidad.