Hasta que me desates

Crítica de Mariano Casas Di Nardo. - La Prensa

Pier Paolo Pasolini y Pedro Almodóvar aplaudirían de pie "Hasta que me desates", el nuevo filme de Tamae Garateguy ("Pompeya"). Por su entusiasmo, por su provocación y por sus intenciones. Por lograr con muy pocos recursos y sin una maquinaria detrás que financie sus locuras, una película superadora, inédita en su género y con detalles de montaje al mejor estilo europeo, pocas veces vistos en el cine nacional.

"Hasta que me desates" es un thriller neurótico, mordaz, patético, lacónico y sugestivo. Impensado para una realizadora de recovecos alternativos, pero plasmado con el arte de aquellos directores de gran recorrido cinematográfico.
La historia cuenta el hastío de Clara Dalca (Martina Garello), quien luego de un accidente en el que perdió a su marido e hijo, busca a alguien que termine con su vida. No tiene más ganas de vivir. Y tras un malogrado intento que sólo le desfiguró su bello rostro llega a un cirujano acusado de mala praxis. Interpretado por Rodrigo Guirao Díaz, este médico que encuentra su clímax en la muerte pareciera ser la persona ideal.
Por un lado, el fetiche de la necrofilia; por el otro, una mujer que busca su deceso, con un resultado que muestra en esa agonía sexual el germen del amor.
Sin recurrir al costumbrismo típico con el que el cine nacional invade las carteleras, en el que vemos deambular durante minutos a un protagonista sin hacer nada y poniendo a contraluz las miserias humanas más oscuras, Tamae Garateguy logra un filme urticante y perturbador, que deja en claro que su arte cuenta con el ingenio, la creatividad y las bases para convertirse en una de las directoras más destacadas de nuestro cine a futuro.