Hasta que la muerte los juntó

Crítica de Fabricio Esperanza - Día a Día

Hasta que la muerte los juntó es una comedia livianita sobre una familia que pierde a su padre. Una convivencia forzosa es la excusa para escenas y diálogos repetidos.

Parece que los velorios constituyen un imán para los realizadores de cine, habida cuenta del largo listado de películas que los tiene como eje argumental. Otra vez se toma este acontecimiento de carácter trágico para el rodaje de una de esas comedias típicas de Hollywood, hechas para ser vistas un par de semanas en el cine y después pasarlas rápido y derechito al DVD hogareño.

Hasta que la muerte los juntó es el título de este filme elegido para el mercado latino, y que tiene como principal atractivo un elenco que si bien no está repleto de estrellas, tiene algunos integrantes de nombres reconocidos (Jane Fonda, Tina Fey) y otros que se los conoce más por la cara (los casos de Jason Bateman o Rose Byrne). En la aceptable solidez de este grupo recae el desarrollo de una sucesión de hechos, situaciones y diálogos vistos y escuchados en un montón de comedias de tono similar, aunque con algunos leves cambios y retoques.

Un paneo general por la historia indica que cuatro hermanos cuyas vidas fueron disparadas para lados muy diferentes y que por lo tanto rara vez se encuentran, son obligados a quedarse durante algunos días en la casa familiar ante la muerte de su padre. Quien los obliga, claro, es la viuda, papel que está a cargo de Jane Fonda, quizá lo mejor del filme.

Reencuentro. El director Shawn Levy no se esforzó demasiado en sacar un poco de lustre a un libreto bastante soso, previsible y trillado de lugares comunes, y en muchos segmentos esta comedia no se diferencia de aquellas películas que se veían hace ya varios años por el canal Hallmark, salvo por algunos toques de gracia y un poquito de humor incómodo, pero no más que eso.

En los poco más de 100 minutos de película, Hasta que la muerte los juntó se pueden observar la recreación de vínculos que parecían perdidos, procesos de luto que se cierran y que no necesariamente tienen que ver con la muerte del patriarca y problemas que se encuentran en todas las familias y que hacen eclosión durante la reunión.

Una comedia livianita que vale la pena únicamente si el cinéfilo empedernido ya se vio todo lo que hay dando vueltas en cartelera.