Hansel y Gretel: Cazadores de brujas

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Una versión deslucida del cuento

Cierta torpeza visual, el humor mecánico y escenas de violencia bastante descuidadas atentan en conjunto contra la película. Un film que se suma a la relectura de los clásicos de la literatura sin lograr un resultado óptimo.

La relectura de los cuentos de hadas es desde hace un tiempo una pequeña moda que evidentemente da muy buenos resultados en taquilla. No es la primera vez que esto pasa, pero está claro que es la ola más exitosa de cuentos de hadas adaptados al presente. Incluso hasta el libro Alicia en el país de las maravillas tuvo su versión siglo XXI. Espejito, espejito; Blancanieves y el cazador y ahora Hansel & Gretel cazadores de brujas son ejemplos de cómo el cine parte de personajes de cuentos de hadas clásicos para convertirlos en grandes héroes de acción. No hay nada de malo en esto, siempre y cuando las películas construyan algo, luego de destruir el material elegido.
Los cuentos de hadas abrevan en una larga tradición popular, congelada (y en muchísimos casos mejorada) cuando gente como los hermanos Grimm decidieron compilar estos relatos de forma ordenada y con criterio estético. También, estos cuentos tenían una función importante en el crecimiento de los chicos y por eso no es lo mismo la versión de los hermanos Grimm que los mamarrachos posteriores.
Aun así, respetando el derecho a una versión libre de los cuentos de hadas, Hansel y Gretel cazadores de brujas no falla solamente por esto. Al comienzo, el film despliega cierto juego anacrónico intencional (como por ejemplo, dibujos de niños perdidos atados a botellas de leche) pero no va con fuerza en esa dirección.
Posee algo de humor aunque generalmente muy mecánico y se apoya fuertemente en la violencia gore, es decir, en la sangre a baldazos y las amputaciones en cámara. Estos elementos, que lo haría más cercano a un cine clase B, bien guarro y a la vez encantador, no le alcanza a la película para funcionar. Muchas escenas están resueltas con particular torpeza visual, y la imagen es realmente pobre a pesar de las muchas posibilidades que tenía.
Algunos apuntes divertidos, como un Hansel diabético (por haber comido demasiados dulces), podrían servir de enseñanza a los niños.
Pero esta no es una película para niños. Lo que asombra es que aun así se haya estrenado con varias copias dobladas. No es culpa de los realizadores este doblaje, pero parece ser que en todo el mundo la gente lee poco y tal vez por eso se estaría conformando con tan poco.