Hansel y Gretel: Cazadores de brujas

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Abandonados y furiosos

Para los que no sepan bien de qué se trata, Hansel y Gretel es un cuento de hadas "de" los hermanos Grimm, publicado en 1812. El "de" es porque estos dos literatos alemanes no escribían cuentos, sino que los recopilaban desde la cantera oral, como también hicieron con relatos como Blancanieves, La Cenicienta o La bella durmiente.

No tan difundido es el hecho de que los Grimm sufrieron numerosas censuras en su trabajo. Esto, porque los cuentos que manejaban era duros y crueles. Para tratarse de literatura infantil, decían algunos, era demasiado.

Hansel y Gretel es un ejemplo más. ¿En qué tipo de sensibilidad cabe que un niño puede salir indemne de una historia que comienza cuando un padre abandona a sus hijos en mitad de un bosque? A partir de ahí, el cineasta Tommy Wirkola hizo su versión de la leyenda, un filme de acción, terror, y gore, que no debería provocar demasiada sorpresa.

En este historia, Hansel y Gretel ya tienen alrededor de 20 años y no buscan a sus padres con la inocencia de antes. Una hechicera los mantuvo en cautiverio cuando eran niños y desde entonces la principal ocupación de los chicos es atraparla y liberar a los pueblerinos del reinado de terror que les imponen.

En realidad, el argumento es muy sencillo. No hay ningún volumen en los personajes, ni relación emocional entre ellos. Hansel y Gretel: cazadores de brujas es una película puramente visual, estética, de sensaciones, donde brillan los efectos visuales y sonoros, el vestuario, el maquillaje, la fotografía de escenarios y de situaciones. Nada es novedoso ni revolucionario, pero está realizada en muy alta calidad. Lógicamente, para ello trabajaron empresas de primer nivel, como Spectral Motion, responsable también de los efectos de maquillaje de la saga Hellboy, o personas como Marlene Stewart, que anteriormente hizo el vestuario de Terminator 2.

Hay brujas que se transforman en bellas mujeres, que emiten rayos mortales desde sus manos, o que vuelan sobre gruesas ramas. Hay un troll gigante y rincones de ensueño dentro de los bosques, o casas de madera y roca que transportan al espectador varios siglos al pasado. Hay escenas de luchas casi escabrosas, resueltas por intermedio del gore (ese cine que hace una comedia de lo escatológico). Hay motivos para, sin arrancarse los pelos, ver Hansel y Gretel: cazadores de brujas.