Hanna

Crítica de Lucas Moreno - Bitácora de Vuelo

JOE WRIGHT NO LE ERRA A TU CORAZÓN

Usted anda triste, quiere distraerse con una película y le cuentan esta sinopsis: los yanquis fabrican en los 90 superbebés para la guerra pero se arrepienten. Uno queda vivo y cobra venganza.

Estupideces de una industria masturbatoria. Agonía creativa no asumida. Celuloide manchado con fertilizante tóxico. Carie sin tratar que pudrió una dentadura.

¿Pero qué pasaría si semejante imbecilidad es adoptada por un director iluminado? No remañido. No grandilocuente. Uno diestro, seguro y sofisticado. Un director con un coeficiente cinematográfico altísimo, autoconsciente de su superioridad, genio sin delirio de grandeza.

JOE WRIGHT

Hanna es un ejemplar extraordinario que demuestra cuán carismática puede ser una película a la que no se le daría ni dos pesos. Cada toma es cautivante, feroz y bella. Cada escena, absorbente, adrenalínica y rigurosamente lógica. Pura danza fílmica. Joe Wright dirige, organiza, entiende para qué sirven los componentes que hacen de un film algo único e irrepetible. Conjunción perfecta entre el lirismo de un loco y la matemática de un físico nuclear.

Pensemos en sus planos secuencias, que los usa desde Orgullo y Prejuicio. Hacer un plano secuencia implica mover miles de elementos en el momento exacto para que no se choquen. Como un dios organizando las órbitas de un sistema solar. Armonía suprema, serenidad vital y creatividad implacable. Las películas de Joe Wright deben ser entendidas como gigantescos planos secuencias. Planetas con elípticas hermosas.

Todo encuentra su momento y su meridiano. Las divisiones marcadas en Atonement y Hanna son derivados de la calma, no del formalismo estructural. Películas orgánicas y organizadas.

Uno supondría que Joe Wright es un mecánico inteligente. No: su técnica incorpora la convicción de que lo capturado por la cámara es un lápsus de realidad. Por eso sus encuadres son nítidos y nuevos. Sus personajes, cercanos y atractivos. Joe Wright sabe que una mirada es mágica durante un microsegundo. También sabe que no importa cuánto FX haya en una escena de acción si el actor no transpira hasta el desmayo.

Después podría hablar sobre lo bien que funciona el viaje iniciático, de lo compleja que es Cate Blanchett, de lo estusiasta que es la música de The Chemical Brothers, pero todo eso lo dejo en suspenso y que lo descubra el afortunado que vaya a ver