Hambre de poder

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Inentendible como esta película fue ignorada en la temporada de premios si es que la comparamos con algunas de las nominadas. Pero bueno, ese es otro debate.
Hambre de poder es una biopic genial no solo por la historia de vida del gran responsable detrás de McDonald’s sino por el gran paralelo que traza con el capitalismo y los últimos 40 años de historia económica.
La vida de Ray Kroc es apasionante, y ver como un vendedor llegó a ser el gran responsable de muchos comportamientos del mercado moderno es más que interesante.
El director John Lee Hancock vine de hacer dos geniales biopics: Saving Mr. Banks (2013) y The blind side (2009), y en cada una pudo trasmitir muy bien una esencia y personalidad de sus personajes.
Aquí hace lo mismo y su conducto es un soberbio Michael Keaton, quien luego de su gran comeback con Birdman (2014) recobró el status que nunca tendría que haber perdido.
Su interpretación es perfecta porque logra que el espectador odie y quiera al tipo por igual.
El resto del elenco está muy bien, sobre todo los hermanos McDonald, compuestos por Nick Offerman y John Carroll Lynch.
Estos tienen grandes escenas explicando cómo se les ocurrió el concepto del restaurante fast food y cómo lo lograron.
El guión es muy ingenioso porque de entrada uno sabe cómo termina la historia, se sabe que McDonals se convirtió en una gran franquicia mundial y sabe que Ray Kroc fue el capo de todo, y aún así logra mantener un ritmo vertiginoso.
Hambre de poder, cuyo título original -más acertado- es The founder (El fundador) es de esas películas que disfrutás de principio a fin y que encima tiene el agregado de tratarse sobre un producto conocido y consumido por todos. Una gran opción de la cartelera para tener en cuenta.