Hambre de poder

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Uno de los raros casos donde la traducción del título de una película (el original en este caso es The Founder) le hace más justicia a la historia.
Hambre de poder narra el increíble origen de la cadena de comidas rápidas McDonald´s a través de una de las mejores biografías que se estrenaron en el último tiempo.
La trama no sólo es apasionante sino que además brinda una tremenda interpretación de Michael Keaton como Ray Croc, el hombre que convirtió un restaurante de hamburguesas familiar en una de las corporaciones más poderosas del siglo 20.
El film fue dirigido por John Lee Hancock (colaborador de Clint Eastwood como guionista), quien previamente realizó otras buenas biografías como Un sueño posible (Sandra Bullock) y El sueño de Walt (Tom Hanks).
Su nueva producción es la más interesante dentro del género por el modo en que encaró la narración de la historia.
Lejos de ser una película complaciente y ofrecer una oda a McDonald´s, Hambre de poder no deja muy bien parado a Ray Croc ni al origen de esta compañía.
El trabajo que hicieron Michael Keaton y el director con la figura de Croc es muy interesante.
En la primera mitad del film, el protagonista es presentado como una especie de Jerry Maguire de los años ´50 que enseguida se gana la simpatía del espectador por sus aspiraciones y la tenacidad con la que intenta salir adelante en su trabajo.
Hasta ese momento Hambre de poder parece la típica biografía del soñador incomprendido que busca realizar el sueño americano.
La vida de Croc cambia para siempre cuando conoce a los hermanos McDonald, quienes fueron los responsables de crear el concepto de lo que hoy conocemos como comidas rápidas.
Su casa de hamburguesas tenía un concepto novedoso y llevaban adelante su negocio con éxito sin problemas.
Croc logra convencerlos para que desarrollen una franquicia en los Estados Unidos y a partir de ese momento la historia da un giro inesperado.
El héroe idealista que presentaba Michael Keaton al comienzo del film luego se convierte en el villano de este relato que uno termina por detestar.
La película de Hancock expone de un modo brutal la frialdad del mundo de los negocios y como el hambre de poder que menciona el título y la codicia convirtieron a Ray Croc en un ser despreciable.
Un empresario y vendedor brillante en su campo que no obstante terminó por traicionar a las personas que lo ayudaron a salir adelante en su vida.
Un gancho muy interesante de este film es la tensión permanente entre Croc y los hermanos McDonald, quienes no querían convertir su proyecto familiar en una corporación porque sabían que esto afectaría la calidad de sus productos.
Conocer a Ray Croc, que tanto se alaba en las publicidades de McDonald´s, es lo peor que les pudo haber ocurrido en sus vidas y el destino que tuvieron en esta historia es muy triste.
Michel Keaton se carga la película al hombro y hace un trabajo brillante con la transformación que tiene su personaje desde el momento en que consigue el éxito en su negocio.
Esta producción presenta un relato fascinante sobre una de las corporaciones más famosas del mundo cuyo origen no era tan popular. Simplemente conocíamos la versión oficial de la compañía que ignoraba algunos hechos importantes.
Hambre de poder es una gran película que recomiendo. Después de disfrutarla no vas a ver al Big Mac y en especial los conos de helados con los mismos ojos.