Hacerme feriante

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Viaje al fondo de La Salada

Documental de observación sobre la megaferia de lo “trucho”.

Hacerme feriante, que hace foco en el inabarcable fenómeno económico, social y hasta político que genera La Salada, es un documental de observación, netamente cinematográfico, que jamás condesciende al informe periodístico. Julián D’Angiolillo no sólo muestra gran capacidad para crear un relato en base a imágenes fragmentarias, sin voces en off de “guía”: también se luce en todos los rubros técnicos. Y logra entrar en el corazón de esta industria/mercado tan famosa como clandestina: la megaferia de lo “trucho”.

Hacerme...

tiene algo de documental de “construcción” (y desarme), sin protagonistas claros (su carácter es deliberadamente masivo y confuso), con multitudes en tránsito. Al mismo tiempo, sin énfasis ni juicios, muestra sistemas de producción al margen de la legalidad, de consumo, de organización social, de rituales étnicos y de búsquedas de acuerdos políticos, en donde el Estado revela su carácter poco confiable para los trabajadores que están fuera del sistema.

Aunque funciona como alegoría del país, la película no subraya ni toma partido. Muestra, con criterio y morosidad, cierta dispersión, muchas virtudes y nulo maniqueísmo, un universo que se abre a la subjetividad del espectador. Otro gran acierto.