Hablemos de amor

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

El laberinto del deseo

Amor del bueno, amor sincero, amor real. Amor a medias, amor de engaño, de incredulidad. Amor mentiroso, meticuloso, peligroso. Con un guión intenso y punzante, “Hablemos de amor” pega justo donde más duele. Y justamente su característica más sobresaliente es que es 99 por ciento dialogada ya que está basada en la obra teatral “Provando... Dobbiamo parlare”. Y así, resulta un estilo similar al de “El nombre” o “Perfectos desconocidos”, en la que nada es lo que parece y donde los conflictos empiezan y se resuelven entre cuatro paredes. Esta comedia italiana hace una oda a las relaciones de pareja, de los conflictos maritales y los intereses económicos. ¿La locación? La mejor para una película de amor: Roma, la ciudad de los atardeceres más bellos del mundo. La trama de este filme protagonizado y dirigido por Sergio Rubini se centra en dos parejas totalmente opuestas: una formada por los intelectuales progresistas, Vanni y Linda, en la que él es escritor de los libros que en realidad ella, con veinte años menos de edad, le escribe a él; y la que forman los médicos Alfredo y Constanza, ambos de derecha, agarrados a su dinero y un poco vulgares. Pero de pronto, una infidelidad lo cambia todo, por lo que la propuesta reside en reflexionar si en la vida de pareja, ¿conviene siempre decir la verdad?