Hablemos de amor

Crítica de Catalina García Rojas - Visión del cine

El actor y cineasta italiano Sergio Rubini dirige y, junto a Isabella Ragonese, Maria Pia Calzone y Fabrizio Bentivoglio, protagoniza Hablemos de amor, una comedia dramática con un discurso narrativo casi teatral que analiza las diferentes percepciones del amor y las relaciones sentimentales.
Vanni (Rubini) tiene cincuenta años y es un escritor ya establecido dentro del ambiente. Linda (Ragonese), su compañera durante diez años, colabora en la sombra con sus novelas. Ambos viven en un ático en el centro de Roma. A pesar del tiempo transcurrido prefieren la convivencia antes que la unión nupcial. O al menos eso aparentan.

Una noche, justo antes de salir a comer, irrumpe en su casa su amiga Constanza (Calzone) para contarles su gran agonía: su marido tiene una amante. El infiel, a quien apodan el Profesor (Bentivoglio), se presenta en el domicilio para contar su versión de los hechos. La eterna discusión del matrimonio es sólo uno de los problemas que Linda y Vanni deberán enfrentar en una velada en la que surgen recriminaciones, rencores y decepciones. Secuestrados en su propio hogar, no tienen otra salida más que sentarse a hablar.

A través de sus vivencias, los cuatro analizan diferentes teorías sobre la norma de la monogamia y el sistema de valores dentro de la misma. La infidelidad en cuestión es sólo la punta del iceberg dentro de un matrimonio gastado por la rutina y en donde entra en juego la falta de capacidad de establecer lazos genuinos con su pareja. Y es así donde surge el principal interrogante: ¿en qué consiste el amor?, o mejor aún ¿en qué momento dejamos de sentirlo?

El título de la película hace referencia, entonces, a esa charla que se desencadena y abarca cambios emocionales y psicológicos de todos los intervinientes. Cambios inevitables pero que, quizás, con una charla previa, se hubiesen dado de otra manera. La temática del amor hace que cada uno se analice desde sus logros profesionales hasta el temor por la soledad, resaltada muy bien con la metáfora del pez dentro de su pecera.

Gracias a un guion concreto, de la mano del propio Rubini, Carla Cavalluzzi y el novelista Diego De Silva, se observa la construcción de cada uno de los personajes. Tal como lo hizo Roman Polanski en Un dios salvaje, esta comedia dramática ocurre en un solo espacio y en una noche, en la que también con peleas constantes se revelan secretos ocultos y afirmaciones inciertas. Solo que Rubini, en su película, plantea dos parejas completamente distintas: una formada por dos escritores de izquierda (gran detalle el cuadro en blanco y negro de Mao Tse-Tung) Vanni y Linda; y la que forman el Profesor y Constanza, ambos médicos y de derecha que, por momentos, les interesa más la plata que salvar su matrimonio. Sin embargo, sus diferencias permiten mantener un equilibrio adecuado durante todo el trayecto.