Habitares

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El arte de vivir

Algunos recortes de diario, fotos, archivos fílmicos y un racimo de pequeñas anécdotas en Europa y la experiencia de vivir la juventud junto a una comuna de actores liderada por el director Rainer Werner Fassbinder, pero también las circunstancias adversas que se cruzan en el camino de los sueños y terminan postergándolos por décadas son el resumen más contundente de la vida de Herta Scheurle, protagonista de Habitares, documental de la realizadora Marina Zeising.

En su rol de productora, Marina tal como explica en una entrevista cruzada con su personaje siempre puso en acto ideas de otros o proyectos ajenos. Por eso, el doble desafío de encarar uno propio y a la vez permitir que Herta recupere su contacto con el teatro, el arte y el cine, marcan el rumbo de este proceso que se traduce en un documental que registra el tiempo de gestación de una idea devenida película, la cual parte de lo anecdótico para terminar reflexionando sobre diferentes conflictivas que tuvieron como protagonista a esta interesante profesora de alemán, quien debió abandonar su carrera como actriz primero por culpa de un accidente automovilístico en Alemania cuando había aceptado participar en una película de Fassbinder y luego con un forzado regreso a la Argentina por la enfermedad de su padre.

Para Herta haber conseguido jubilarse, decidir la renuncia a su docencia para entregarse plenamente a la búsqueda de su paz interior implica más que una clausura de etapa la apertura riesgosa a la creatividad y volver a probar cómo se siente, tanto en las tablas como delante de una cámara. Es el proyecto y no la potencialidad de llevarlo a cabo alguna vez lo que en definitiva la moviliza y conmueve de tal manera que contagia.

En ese camino de búsqueda personal se entrelaza el de la propia realizadora Marina Zeising para encontrar su propia película, para contestar una serie de interrogantes que la confrontan con su propia experiencia, diferente a la de Herta pero atravesada por las mismas ganas de querer hacer.

Se trata, como dice el título, de habitar el arte, es decir, crear el espacio, transitarlo, descubrirlo y una vez consolidada esa creación reconocerse en un lugar propio y adornarlo de la mejor manera posible.