Había una vez... en Hollywood

Crítica de Franco Valente - Cinéfilo Serial

A base de estructuras narrativas no lineales, fotografías estéticamente bellas, canciones que gracias a sus películas se transformaron en icónicas, diálogos estilizados acerca de hechos banales y escenas de violencia donde la sangre abunda, Quentin Tarantino se transformó en uno de los directores más importantes de los últimos años. Casi un lustro más tarde de su último largometraje (“Los ocho más odiados”, lanzada en el 2015), regresa con una propuesta que reúne las características que atraviesa su obra, las cuales son manejadas de una forma excelente. “Había una vez en Hollywood”, protagonizada por Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, es una película escrita por el mismo director, tal como lo acostumbra, creando una trama interesante.

Rick Dalton (DiCaprio) es un actor estrella de televisión durante la década de los ’50, pero su carrera empieza a decaer de forma más abrupta y, en consecuencia, lo acompaña en este camino su doble de riesgo, Cliff Booth (Pitt). Entonces, ya en el año 1969, ambos buscan recuperar su fama, esta vez, en la pantalla grande en Hollywood. A su vez, se introduce la vida de Sharon Tate (Margot Robbie) en paralelo al derrotero de la dupla actoral.

DiCaprio y Pitt simplemente deslumbran en sus papeles. Si bien Margot Robbie no tiene tantos minutos en cámara, su actuación se mantiene al nivel de una historia intensa, sin desentonar con el trabajo de los protagonistas del film. El elenco, además, está compuesto por personas de renombre en el mundo cinematográfico como lo son Al Pacino y Bruce Dern.

Tarantino brinda una historia donde le rinde homenaje al cine a través de una trama no sólo nostálgica, sino también atrapante y oscura, pero a su vez hilarante. Tampoco decepciona con su peculiar elección de canciones para ambientar las escenas, creando así un mejor resultado en cada una de ellas, siéndole fiel a su estilo, como así también lo hace en términos de fotografía y estética.

“Había una vez en Hollywood” es un film que, sin lugar a dudas, atraerá a las personas no adeptas a su estilo y complacerá a aquellas que sí lo son. A sus 56 años, Quentin Tarantino lanzó al mundo un producto que refleja su pasión por el cine y cuyos procedimientos son manejados con mucha madurez. Este es un regreso a paso firme a la altura de las circunstancias, del cual hay que disfrutar.

Vale el aviso: hay escenas post-créditos, así que quedate hasta el final.