Guerra de papás 2

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La secuela con las locuras de una familia ensamblada y la llegada de dos abuelos que complican las cosas, conforman la típica película navideña que se apoya sólo en la qúimica entre sus protagonistas y en los gags físicos para despertar la risa del espectador.

Guerra de Papás 2 trae nuevamente a Dusty -Mark Wahlberg- y Brad -Will Ferrell- quienes se reúnen en familia pero el arribo al aeropuerto de Kurt -Mel Gibson-, el papá gruñón de Dusty, y de Don -John Lithgow-, el padre sobreprotector de Brad, cambian los planes y una repentina reserva para vacacionar los reúne en una cabaña en medio de la nieve seis días antes de la Navidad.

El relato ofrece una mirada inclusiva -sobre todo en la escena final en medio de cánticos navideños- y apuesta a lo seguro en medio de una historia que se derrite como la nieve y se apoya sólo en el carisma de los personajes.

El juego de la convivencia forzada y la atracción de los opuestos pone de manifiesto el comportamiento de cada uno de los miembros del clan En medio de niños con padres "diferentes", asoma un grupo de adultos que parecen salidos de un zoológico. Desde el Kurt proclive a las armas, la caza y las mujeres hasta un Don que besa en la boca a su hijo para sorpresa de quienes los rodean.

Sin gracia, entre una máquina para sacar nieve que termina enredando los cables de las luces navideñas, una camioneta destrozada, sweaters de dudoso gusto, chistes no pensados para el público menudo y un termostato que levanta la temperatura más de lo debido, el film sólo entrega la gracia de Will Ferrell y la presencia de John Lithgow, el actor que se hizo popular con Piegrande y los Henderson y que fuera el rostro malévolo de algunas películas de Brian de Palma. Y, como eran pocos, llegó la abuela con su nuevo marido...