Güelcom

Crítica de Andrés B. Pohrebny - El rincón del cinéfilo

Recién comenzado el tercer milenio se dio en la Argentina una conmoción social cuando una gran parte de la población se sintió defraudada por sus gobernantes.

La crisis económica se convirtió en una especie de “desesperanza”, con la curiosa reacción de un sector de los argentinos que decidió que su país no era el lugar apropiado para continuar viviendo.

Se generalizó una crisis de identidad y casi todos los descendientes de inmigrantes cayeron en la cuenta que podían, en muchos casos, reclamar la nacionalidad de sus padres o abuelos europeos e instalarse en la Comunidad Europea donde todo parecía funcionar “como se debe”.

Muchos argentinos volaron hacia Europa donde los títulos universitarios que ostentaban no fueron valorados en la medida que ellos pensaban que lo serían, y terminaron trabajando en tareas que en la Argentina nunca harían porque “les daría vergüenza”.

Una gran proporción de esos emigrantes volvieron y ocultaban “su frente marchita” (como dice el tango) con el argumento que habían dejado las oportunidades europeas porque extrañaban todo, absolutamente todo.

El argumento

Esas extrañas migraciones de gente que se fue y volvió es la punta de base argumental de la película “Güelcom”, titulada con un neologismo originado en la mala pronunciación de un saludo en inglés que a lo largo de la proyección aparece en pantalla en diferentes idiomas.

La historia está desarrollada en el género de la comedia romántica, porque la trama principal cuenta el reencuentro de una pareja que se ha separado cuando ella decidió emigrar a España.

Sinopsis

Ana se marchó a Europa para continuar con su profesión de cocinera, pero terminó trabajando como camarera y vuelve a la Argentina para asistir a la boda de unos amigos.

Los contrayentes también son amigos de Leo, el ex novio de Ana, al que ella abandonó para vivir su aventura europea.

El reencuentro entre Leo y Ana es inevitable, aunque la reconciliación es difícil, se han acumulado rencores y la vida, lejos el uno del otro, los ha cambiado.

Toda la historia está hilvanada con una especie de decálogo sobre “las frases más usadas por los argentinos que se van del país” que el personaje de Leo, a modo de reflexión, descarga continuamente al espectador.

El director

Yago Blanco, director de “Güelcom” es también su coguionista junto a Diego Núñez.

Su primer largometraje fue “Los domingos son para dormir” (2001), y ha participado en el como camarógrafo de varios cortometrajes que han ganado premios en diversos festivales.

También dirigió el corto “Intrusos” (1996) con el que ganó el premio del Festival Buenos Aires Joven II.

Crítica a la película “Güelcom”

El director Yago Blanco realizó una labor en la que el género de la comedia romántica es indudable, pero con mucho más de formato televisivo que cinematográfico.

El ritmo decae muchas veces aunque logra remontarlo insertando las frases del decálogo del protagonista, y de esa manera el espectador vuelve a prestar atención a una trama cuyo desarrollo es previsible.

Una parte del elenco demuestra poseer sólo rudimentarios elementos actorales, y seguramente la elección de esos actores se basó más que nada en la popularidad que han alcanzado en televisión.

Los protagonistas, Mariano Martínez y Eugenia Tobal, no logran transmitir la emotividad de sus personajes en ningún momento y hacen uso reiterado de “tics” personales ajenos a sus roles.

Maju Lozano arma y desarma la parte física de su personaje y sus intentos de elaborarlo emocionalmente se ven frustrados, llamativamente en ella, por una voz poco trabajada y con resonancia nasal.

Peto Menahem realiza un buen trabajo con su personaje de Javier, aunque la deficiente labor de sus compañeros hace que se desluzca en gran parte de la película.

Se destaca Gustavo Garzón con equilibrados toques que revelan que sabe lo que debe hacer un actor de comedia.

También son para destacar los trabajos realizados en esta película por Nicolás Condito y Paula Morales, quienes lograron la precisión exacta que necesitan sus personajes para hacerlos creíbles sin caer en desbordes.

Un mensaje con esperanza

La película “Güelcom” de Yago Blanco contiene el mensaje subliminal de la esperanza de que no siempre todo se perdió, que generalmente hay algo para rescatar y que las personas pueden volver a conectarse.

Y que no a todas las personas que emigraron de la Argentina les fue tan mal, aunque no se cumplieran todas sus expectativas.

Esta realización pareciera estar dirigida, por su formato y por su elenco, hacia los seguidores de los actores que la protagonizan.