Guasón

Crítica de Nicolás Ezequiel Barak - Cuatro Bastardos

Guasón: El payaso mecánico.
Mucho se ha hablado de esta nueva versión del Joker (Guasón, según nuestra traducción), quizás uno de los antagonistas más conocidos del mundo moderno. Pero en este film, hay una perspectiva distinta. El antagonista es el protagonista. El enemigo es igual que nosotros. Y ahí, justo ahí, es cuando entra el arte.
Históricamente se ha asociado el universo de superhéroes como un lugar cómodo. Casi un sub-genero aparte, los héroes siempre suelen explorar los mismos tropos. Ni siquiera en obras tan bien logradas como la trilogía de Nolan sobre el caballero oscuro o el cierre de Logan (2017) en su último film pudieron alejarse de contar historias similares, pero con un tono distinto. Aquí, en cambio, la historia no tiene nada que ver con lo que se suele narrar y claramente se aleja del asiento acomodado. Hay un personaje que, tal como se ve en el tráiler, está marginado de la sociedad y desde ese lado, desde el lado más oscuro del ser humano, se construye la locura.
Eso no significa que hay un montaje sucio o una dirección de arte tenebrosa, ya que este film tiene una belleza visual enorme y una composición exquisita. Esto se debe a que el hecho de contar una historia de oscuridad no requiere que la iluminación o el vestuario sea oscuro. La oscuridad está en la caracterización, en la ideología que propone un personaje que por momentos está extremadamente insano pero por otros, vemos enormes rasgos de racionalidad. Este juego que plantea el guion, ese ir y venir entre la demencia y la realidad, es uno de los puntos más fuertes de esta película, y algo que no hemos visto en el cine comercial hace mucho tiempo. Esto no significa que nunca se haya hablado de este tópico en la historia del cine, pero el enorme cuidado de jugar en ambos bandos, de plantear una película que pueda ser mirada por un público amplio y que pueda dejar un sentimiento tan profundo es algo único y que no se puede dejar pasar. Stanley Kubrick, Luis Buñuel o el mismísimo Salvador Dalí son los artistas que más se acercan a lo que transmite esta obra.
La emoción por el final del metraje es tan alta que es difícil de analizar y de deconstruir sin hablar con spoilers, pero estamos hablando de uno de esos momentos que van a quedar grabados en la retina del espectador, y mucho de ello se debe al enorme trabajo de Joaquin Phoenix, un clarísimo competidor para la academia. La interpretación de este Guasón es tal que compararlo con trabajos previos hacia el personaje (Heath Ledger es el primero que puede venir a la cabeza) es innecesario e irrespetuoso. No voy a decir quién hizo un mejor o peor personaje, pero lo que acaba de hacer Phoenix es una de esas actuaciones que van a ser recordadas por mucho, mucho tiempo. Y para agregar de yapa… ¿Qué más pedir del glorioso interprete que es Robert De Niro? Los pocos minutos en su película son gigantes, y que este pedazo de actor pueda seguir trayéndonos personajes tan ricos es algo que se agradece. Sonrisa asegurada.
Me arrodillo ante la existencia de esta obra. Me arrodillo ante Warner Bros. dándole luz verde a algo tan fuerte. Y sobre todo, me arrodillo a que esta película será, sin lugar a dudas, un antes y un después en la historia del cine comercial. Faltan las palabras y sobran las emociones para describir lo que es ver Guasón (2019). Su acercamiento al cine es la definición más pura de una obra maestra. El arte plantea preguntas, pero nunca deja respuestas. Al salir de la sala, el espectador pregunta a la película, pregunta al espectador de al lado y se pregunta a si mismo; Y eso, mis amigos, es arte.