Guasón

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

El hijo vomitado por el sistema

El film es sin duda uno de los mejores el año. El film cuenta la historia apócrifa del Joker interpretado por Joaquin Phoenix.

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) sube la escalera que va hacia su casa, en Ciudad Gótica, apesadumbrado, sin esperanza. Pero Joker, ya maquillado, descubriéndose a sí mismo, desciende con alegría, como si estuviese feliz de hundirse en la profundidad. La historia apócrifa del Guasón, el villano más famoso de “Batman”, cuenta la metamorfosis de Fleck a villano. De ser un payaso indefenso golpeado por adolescentes en un callejón, a convertirse en el líder de la maldad.

¿Por qué es el Guasón el malo más reconocido? Quizás tenga que ver justamente con esa dualidad de la felicidad y la maldad, por la que también los payasos se han convertido en íconos del cine de terror, como en la recientemente estrenada “It: Capítulo 2”. Detrás de una máscara, con muchos colores y una risa contagiosa, hay un alma perdida que se cansó de buscar su lugar en el mundo, y desea que el mundo se convierta en lo que es él. Todd Phillips, cineasta que tiene entre sus grandes éxitos películas del tenor de “Qué pasó ayer” y “Proyecto X”, sorprende con esta libre interpretación sobre los inicios de este personaje.

Su colega argentina Lucrecia Martel describió en el festival de cine de Venecia -donde este filme fue el gran ganador- que “es una reflexión sobre los antihéroes, donde el enemigo no es un hombre, es el sistema”. Es difícil que alguien llegue a ver esta película sin alguna de las referencias y polémicas que anduvieron dando vueltas por los medios del mundo. Que es una obra maestra y que hace apología de la violencia, que busca la sorpresa o el escándalo fueron los más enunciados.

No por ser una obra maestra -porque sería difícil describir una obra maestra en la actualidad- y al mismo tiempo, exhibir algo como obra maestra al lado de otras ya consagradas quizás nos ponga en una situación difícil. En un tono reflexivo, vale la pena mirar “Guasón” porque es una manera de enfrentarnos a nosotros mismos, como víctimas y culpables, y hablando estéticamente, el trabajo de Phoenix es superlativo. Él es toda la película, de inicio a fin. Pero “Guasón” vale la pena porque toma a un personaje nefasto y lo hace parte de nuestro equipo, algo que va a generar incomodidad.

En los últimos tiempos, el feminismo se ha encargado de demostrar que los abusadores y acosadores no son “monstruos” sino “hijos sanos del patriarcado”. En “Guasón”, la transformación de Arthur no se da en una habitación aislada. Son varios los factores que van haciendo de Happy (apodo que le puso su madre) ese ser horrendo, y son todos dentro del mundo que vivimos.

“Se preocupan por tres hombres muertos. Si yo me hubiese muerto en la calle me pasarían por al lado sin darse cuenta”, dice Fleck ya personificado como Guasón, consciente de su inconsciencia, sabiendo que es un cero a la izquierda por culpa de actos y la indiferencia de terceros. Se podría trazar un paralelismo entre estos “hijos de patriarcado” y este “hijo no querido del sistema” de Ciudad Gótica (atención a las referencias a Batman, que hay varias y bien elaboradas), el expulsado, el vomitado por la sociedad, no la causa de los males sino la consecuencia de una red de maldad.