Guasón

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Tan lejos y tan cerca del mundo del comic. A este payaso atacado en plena calle por una bandita de adolescentes que terminan pateándolo sin piedad, a ese hombre que le dice a su asistente social que necesita más remedios porque ya no puede “sufrir más”, a ese señor lacerantemente sufriente que recibe un arma de fuego de un compañero de trabajo y termina desocupado, sin asistencia del estado, con su madre revelando secretos desquiciados, solo le queda estar en carne viva. Sufrir en la oscuridad de una ciudad sórdida e indiferente, desclaso, patético, con su humanidad solitaria sacudida por risas compulsivas resultado de un toc particular. Tan lejos del comic y sus reglas, tan cerca de una oscuridad que le duele al espectador, porque lo que ve no le es fantástico, es tan cercano que no permite la indiferencia. El camino que eligió el director Todd Philips que escribió el guión con Scott Silver, es audaz, acertado, de gran impacto.  El director es uno de los productores junto a Bradley Cooper, unidos  hicieron la hazaña de reinventar “Nace una estrella”. Juntos edificaron un Guasón que homenaje al de Head Ledger, pero más jugado aún, que desciende los círculos del infierno, con tributos a Martin Scorsese en su “Taxi driver” o “El rey de la comedia”. Con el papel reservado a un Robert De Niro como comediante televisivo, ídolo de ese payaso que lo idolatra como una figura paterna que nunca tuvo. El ritmo del film es infernal, no decae nunca, y construye con esa rebelión popular y violente de gente vestida como payasos, un telón de fondo al nacimiento de una mente criminal que no tiene retorno, en la locura y la lucidez, en la comprensión de una realidad que por fin revela su ferocidad y termina de moldear a esa alma en pena que todos despreciaron. Se sintoniza con el caballero oscuro de Nolan, sin dudas, quizás por convención necesaria de los estudios, con un final que enlaza lo que vendrá o que se burla definitivamente de la levedad del comic por más oscuridad que le agreguen. Este es otro camino. Y el trabajo de Joaquín Phoenix es impresionante, flaco, fibroso, esa triste figura, tiene al intérprete justo, portentoso, digno de todos los premios.