Gretel & Hansel

Crítica de Ernesto Gerez - Metacultura

Vagabundeo por el bosque

Si hace unos años los climas ligados al horror arty o la reutilización de sintetizadores a la Goblin fueron parte de cierta renovación del cine de terror, hoy en día son la regla; de hecho es más probable encontrar apuestas en el género más duro o en la clase B más marginal que en el art-horror de aceptación instantánea como el de Robert Eggers o Ari Aster (independientemente de lo buenas o malas que nos parezcan sus películas). Lo de Oz Perkins va por ese lado, climas densos y ominosos de estética cuidada, la estilización de Argento pasada por un prisma aséptico, libre de las imperfecciones que le dan vida. De todos modos, las decisiones solemnes de Perkins no tienen que ver con un aprovechamiento de la coyuntura, en sus dos películas previas (The Blackcoat’s Daughter e I Am the Pretty Thing That Lives in the House, de 2015 y 2016 respectivamente) ya había una búsqueda estética similar. Tampoco pareciera haber un aprovechamiento en su decisión de poner a Gretel adelante en el título ni en darle mayor protagonismo porque ya es una constante su elección de personajes femeninos; además de que tal protagonismo no implica de por sí una posición feminista. Incluso podría parecer lo opuesto, tal como señala Kimber Myers en Los Angeles Times, “el público podría preguntarse si el director y el guionista encuentran al poder femenino irremediablemente contaminado por una capa de maldad”.

Gretel & Hansel forma parte de una tradición de adaptaciones que va desde la animación al live action, y desde el fantástico de presupuesto al cine de explotación. Adaptaciones que atravesaron casi toda la historia del cine y entre las que se encuentran rarezas de directores conocidos como Tim Burton y deformidades fumancheras como Hansel and Gretel Get Baked (2013). La de Perkins es bastante fiel al cuento de los hermanos Grimm, porque aunque dé vuelta el título no tiene intención de hacer lo mismo con la historia y uno de los pocos cambios significativos se da recién en una vuelta de tuerca en el tercer acto. Después de un prólogo en pantalla ancha que cobra más sentido con la progresión del metraje, comienza la historia de Gretel (Sophia Lillis, conocida por su papel en las nuevas versiones de IT) en el formato algo más cuadrado de 1.55:1, y el vagabundeo junto a su hermano Hansel (Sammy Leakey) por el bosque oscuro en el que encuentran la casa de la bruja Holda (Alice Krige). Perkins -hijo de la leyenda Anthony- hace un coming of age en clave fantástica de ritmo algo aletargado con algunas formas deudoras del gótico y del expresionismo, siempre anteponiendo lo climático a lo narrativo; tal vez por eso una de las mejores escenas sea la de los hermanos comiendo unos hongos y viajando entre risas y paranoias.