Grete, la mirada oblicua

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

Rescatando la mirada

Grete, la mirada oblicua, documental realizado por Pablo Zubizarreta y Matilde Michanié, rescata en sus breves pero interesantes 65 minutos la vida y obra de Grete Stern (1904-1999), fotógrafa alemana instalada en Argentina durante la década de 1930. Un conjunto de relatos colectivos de fotógrafos, investigadores e historiadores, acompañado por una voz en off que se ofrece de guía intelectual, que nos zambulle en un viaje historiográfico sobre una de las grandes motivadoras de la fotografía como arte y documentación aquí en Argentina.

Con una puesta en escena que recorre tanto las muestras pasadas y recientes de la artista germano-argentina, como los lugares que fueron escenarios de las potentes imágenes logradas por Stern, se le permite al espectador ir construyendo la cartografía fotográfica de esta gran artista, su impronta creativa y sus logros culturales, que abrazan tanto las exposición individuales como su trabajo en el Museo de Bellas Artes, su labor fotógrafo-etnográfica de los aborígenes del Chaco, los distintos paisajes de las provincias del Interior del país y su paso por la revista Idilio, donde embestida por los relatos oníricos de las lectoras, realiza una serie de fotomontajes que los ilustran, los cuales son una obra de arte en sí mismos.

El documental, bellamente filmado, con imágenes de gran calidad estética y técnica, permite no sólo el recorrido de la vida artística de la ausente protagonista, sino también la reflexión sobre su rol político, social y cultural como mujer de las artes. Su legado no sólo se compone de sus fotografías (muchas de intelectuales locales, como Jorge Luis Borges, o del desarrollo de la modernización de la Ciudad de Buenos Aires) sino también su participación en grupos culturales-artísticos, como Los artistas concretos (en Ramos Mejía, zona oeste del conurbano bonaerense) o Fogón de los Arrieros (en la provincia de Chaco). Este punto nos habilita a pensar en una de las partes de la dirección, la de Matilde Michanié, quien se presenta aquí como una figura monopólica: no sólo se encarga de parte de la dirección, sino también del guión, la producción y la investigación llevadas a cabo en la película. Esta documentalista tiene en su haber fílmico un sello característico: el rescate de lo femenino dentro de mundos históricamente dominados por los hombres: el arte y el deporte. Ha realizado interesantes documentales desarrollando esta temática rescatista, tales como Licencia número uno (2008), donde se narra el desarrollo del boxeo femenino, tanto en Argentina como a nivel mundial; y el mediometraje La mujer mediatizada: presencia femenina en los medios argentinos (2009), entre otros. Quién mejor que la propia Michanié (en una entrevista realizada en 2015) para definir su labor cinematográfica: “Para mí el documental ofrece infinitas posibilidades de construcción de un relato, de personajes, de situaciones, y hasta ahora es el género que mejor me permite expresar mi mirada”. Una mirada igual o tan importante como la de la protagonista del film, Stern.

Interesante y disfrutable película, no sólo para aquellos que, como quien escribe, aman la fotografía como arte y como registro documental, sino también para aquellos que no están interiorizados en la materia, ya que la potencia de las imágenes logradas por los directores permite un acercamiento directo y sencillo a un arte muchas veces relegado pero que tanto merece ser enaltecido.