Green Book: una amistad sin fronteras

Crítica de Patricia Chaina - Motor económico

La integración social es el eje de esta historia. Inteligente y áspera. Divertida y conmovedora. Una combinación inusual en el cine hollywoodense dada la dimensión del drama que cuenta. “Green Book” habla de cómo dos personas enfrentadas por sus diferencias culturales –de clase, de ascendencia, de color de piel -, desarrollan un acercamiento singular en una circunstancia particular: Un chofer blanco lleva a un pianista negro, a una gira de conciertos por el sur de Estados Unidos, en 1962, en completo desafío al segregacionismo imperante.

La dirección de Peter Farrelly se apoya en acontecimientos reales, músicos reales, ciudades reales y profundos dramas sociales como las consecuencias del racismo y la esclavitud. “Green Book”, transcurre en plena lucha por los derechos civiles de la comunidad negra. Muestra el conflicto a través de un juego de opuestos: El virtuoso Dr. Don Shirley (Mahershala Alí, desbordante de talento) y su chofer y guardaespaldas, un italoamericano apodado Tony Lip (Viggo Mortensen, casi perfecto).

Cada uno representa los prejuicios más arraigados en sus comunidades. Culturas minoritarias pero determinantes en la sociedad norteamericana. La tensión social nunca deja la escena. Por eso la película acierta al mostrar la transformación de la mirada hacia el otro. Una mirada que crece y se expande en esta road movie, intensa. Dramática y divertidísima. Una rareza en la industria. Y una lógica explicación para sus cinco nominaciones al Oscar: Mejor película, Mejor actor (Mortensen) y mejor actor de reparto (Alí), mejor guión (Nick Vallelonga y Peter Farrelly) y mejor edición.

La historia cuenta que durante dos meses Don Shirley y Tony Lip, deben completar una gira de conciertos en lugares como Kentucky, Tennessee, Arkansas o Luisiana. El espíritu conservador más recalcitrantemente en su núcleo duro. Para orientarse en el viaje utilizan una joya de la arquitectura social del momento: el “Libro verde del automovilista negro”, que indica restoranes, hoteles, estaciones de servicio o almacenes, donde los negros son bienvenidos. Para evitar hostigamientos. Para ofrecer amparo.

Lo confeccionó un cartero, un hombre negro de Nueva York llamado Víctor Hugo Green. Y se publicó entre 1936 y 1966. Todo un símbolo. Sutil. Nada grandilocuente. Pero determinante. Eso define a esta película.

En “Green Book”, Farrelly, el director de “Loco por Mery”, “Tonto y re tonto”, o “Irene, yo y mi otro yo”, se escapa de los estereotipos. Utiliza el drama para ir a la comedia desde la paradoja, desde la ironía y la sátira. También desde la humanidad. Esta combinación le permite relatar como se construye la relación entre el excelso pianista negro y su chofer, un típico italiano del Bronx. Un retrato de época descollante en la inteligencia de sus diálogos, y conmovedor en su devenir, sostenido por grandes actuaciones y una apuesta musical para escuchar, y volver a escuchar sin aburrirse.

FICHA: Título: Green Book. Año 2018. País: Estados Unidos. Dirección: Peter Farrelly. Elenco: Linda Cardellini, Viggo Mortensen y Mahershala Ali. Duración: 130 minutos. Clasificación: Para Todo Público.