Gravedad

Crítica de Paulina Dominguez - A Sala Llena

Una de las películas con más expectativa de esta edición del Festival era Gravity, aunque sospecho (y admito) algún prejuicio también y falsa predicción de encontrarnos con la espectacularidad de los grandes estudios, el carisma y cara bonita de George Clooney (Matt) y convocatoria de Sandra Bullock (Ryan) pero sin mucho más que eso. Si era así, los hermanos Cuarón nos han cerrado la boca a muchos espectadores.

Gravity generó ovación en el público luego de 90 minutos de tensión absoluta. Es una propuesta con todo lo fabuloso que pueden dar al cine las grandes producciones de Estados Unidos, sumado al contenido y el trasfondo que le imprimieron los guionistas. “Es la historia de una mujer que está a la deriva y va hacia el vacío”, indicó Alfonso Cuarón, guionista y director, en la rueda de prensa realizada luego de la película. No pudo haberlo definido mejor, claro es el autor.

La doctora Ryan es enviada al espacio por primera vez, es una brillante ingeniera especializada en medicina. Ella, Matt y un tercer astronauta se encuentran reparando el sistema de comunicaciones cuando una lluvia de porciones de satélites perdidos desencadena el desastre, destruye el transbordador y Ryan queda flotando a la deriva en el espacio dando vueltas sobre su eje, en crisis y desestabilizada. Allí comienza el viaje emocional del personaje de Sandra Bullock, ayudada por el personaje de Clooney que hace a las veces de facilitador. El desarrollo de Ryan es intenso, introspectivo pero al mismo tiempo sumamente claro para. Es un viaje que podría haber sucedido en cualquier otro sitio, pero sucedió en el espacio, esa decisión le dio acción, le dio suspenso, intriga y un toque diferenciador de las clásicas películas de este tipo, donde las historias suelen estar reducidas a la mínima profundidad dramática. El co-guionista, Jonas Cuarón explicó que con este film buscaron “un viaje de 90 minutos adrenalínicos, pero que esa adrenalina no quitara que se hable de temas”, y Alfonso agregó que “esa adrenalina fuera un vehículo para hablar de esos temas”.

Gravity nos acerca al dramatismo y al horror desde múltiples puntos de vista, hay planos larguísimos que otorgan realismo, por momentos la cámara se mete dentro del traje de astronauta y luego la cámara está “flotando con el astronauta y el público se convierte en uno más”, así explicó Alfonso.

Además este film está colmado de símbolos e imágenes que fueron cuidadosa y perfectamente introducidos y que resultan muy claros y necesarios. “Siempre tuvimos muy claro que era la historia de cómo un personaje a través de confrontar adversidades renacía a partir de incorporar un nuevo conocimiento”, explica el director. En el momento que (Ryan) entra a la estación espacial es el momento en el que se despoja de su piel vieja.” Está el renacer de Ryan, cuando “recupera el aire” literal y metafóricamente, cuando se incorpora por primera vez lo hará como lo hizo la humanidad entera: “cuando intenta incorporarse (Ryan) lo hace como los primeros animales, arrastrándose, después se pone en sus cuatro extremidades, luego se levanta encorvada, hasta que se erecta”, comenta Alfonso Cuarón.

Sobre Sandra Bullock, el director asegura: “Yo no tengo por qué vender a Sandra, la gente puede verla en la película (…) es impresionante la disciplina, la precisión y la capacidad de abstracción de Sandra”.

Los efectos especiales deberían ser un capítulo aparte. El 3D está muy logrado y la pantalla se convierte en una ventana al espacio, otro condimento que colabora al realismo del viaje. Es un aspecto de la película que llevó a los creadores a aprender de nuevo, a investigar, informarse, asistirse y no dejar de crear. La espectacularidad de las imágenes y los paisajes que se pueden ver no hacen más que sumar y seguir sumando a esta gran propuesta.

Como dijeron los hermanos creadores de este fantástico libro, la película “es casi un viaje metafórico” que pone los pelos de punta y que, a mi entender, si duraba unos cuantos minutos más yo también me quedaba sin oxígeno.

Caníbal es una película de Manuel Martín Cuenca, director español, está situada en Granada, Andalucía y habla sobre Carlos, un sastre famoso en su ciudad que mantiene una especie de vida paralela; el mata mujeres para comérselas, es su necesidad, lo hace y su conciencia está limpia, guarda la carne fresca en le heladera, como recién comprada y vuelve a trabajar a la sastrería.

Cuenca ha creado una historia perversa que podría dar a luz a una película terrible o ridícula. Pero de la mano de Alejandro de la Iglesia (Carlos) y Olimpia Melinte (Alexandra y Nina) contruye una película de horror sobre una persona desquiciada que vive en las sombras, entre nosotros. Mientras él se alimenta de carne joven, todo en Granada y el mundo, sigue funcionando. Manuel Martín Cuenca explicó en conferencia de prensa: “Nos interesaba expresar esa presencia del mal en estado puro y al mismo tiempo siendo una cosa que nos podría pasar”

Es una película oscura, cruel y brutal, donde las peores cosas suceden sin anestesia. En una atmósfera casi atemporal, colmada de olores y de sonidos. Todo es calma y detrás está el demonio que Cuenca construyó en la piel de Antonio de la Torre quien admitió que es uno de los personajes más difíciles de su vida, pero agregó: “Soy un apasionado de la vida, de mi profesión y con esa pasión hice este personaje (…) tomé al personaje desde lo concreto, buscar y entender el deseo del personaje y su dificultad fue la clave para contar la historia”.

Caníbal pasa por el interior de los actores. “menos es más”, dice de la Torre que era la indicación permanente del director. Y así es que logró que esos ojos expresen tanto o nada según corresponda. Manuel agradeció a Olimpia por su interpretación y dijo en referencia a la escena donde se revela la verdad: “Ves todo en los ojos de Olimpia, en ese momento del silencio, gracias Olimpia”. Ese momento donde solamente hay verdad y silencio. Esas verdad del enamorado que se desnuda, que confiesa su pasado y su debilidad. Al respecto, la multifacética actriz confesó que interpretar “es solamente vivir (…) en toda la película lo vivimos con toda nuestra alma y como si pasara en ese segundo”

Ambos actores coincidieron sobre el trabajo de Manolo, como llaman cariñosamente al director, Olimpia dijo que es “un grande” y Antonio señaló que “es uno de los mejores directores de España, probablemente de Europa”

En la película hay otros protagonistas y son el paisaje, la iluminación, la ciudad y la religión. La iluminación colabora hacia lo tenebroso, tiende a lo fotográfico artístico incluso a la pintura. Los paisajes que hacen de contexto, las rutas, el mar, las montañas son asombrosos, se viaja con ellos a donde vayan. En cuanto a la ciudad y la religión el director comentó que están ahí y le dan alma a la película. Además entiende que “el cristianismo bien o mal está ahí en nuestra educación” y como es parte de la historia tampoco se puede resignar de ella. Además este aspecto le da a la narración la valiosa contradicción de los elementos presentes. Cuenca indicó: “Habla de lo mismo que habla la película: del perdón, del sacrificio, de la sangre, del amor al prójimo, de la redención…o no.”

Caníbal es un film cruel y verdadero, valioso por donde se lo mire. Otra sensación de la edición número 61 del Festival de Cine de San Sebastián.