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Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Esas raras adicciones nuevas

Adam (Mark Ruffalo) es de esas personas que a simple vista parecen tenerlo todo: es lindo, tiene un buen trabajo, y un hermoso departamento en Nueva York. Pero Adam es adicto al sexo, y para poder llevar su vida adelante debe concurrir a reuniones todas las semanas, donde cuenta con la ayuda de Mike (Tim Robbins), su sponsor, que con los años se ha convertido en su mejor amigo. Mientras tanto un nuevo miembro se ha integrado al grupo, y es el turno de Adam de convertirse en sponsor de Neil (Josh Gad) , un joven médico que no se toma el tratamiento demasiado en serio, sino que lo hace por obligación.
En una fiesta Adam conoce a Phoebe (Gwyneth Paltrow), y siente que finalmente es hora de comenzar una relación estable, pero no sabe si sera capaz de semejante desafío, tampoco es fácil para su pareja acompañarlo y comprender las limitaciones que tiene para relacionarse.
La historia se centra más que nada en la vida cotidiana de quien debe lidiar con una adicción, en la fuerza de voluntad, y en todos los pequeños detalles que debe cuidar diariamente para no recaer. Pero si bien el tema principal es delicado, la película no es un drama si no una comedia romántica, y probablemente allí este lo flojo de la propuesta. Durante la primera parte de la historia los protagonistas plantean situaciones conflictivas muy interesantes, especialmente la relación de Mike con su hijo, pero luego todo se centra en la pareja protagónica y sus escenas románticas, dejando de lado las historias de los personajes secundarios, cuyos conflictos se resuelven rápidamente en los últimos minutos de la película, y son bastante más interesantes que el romance central de la historia.
Así, finalmente son las interpretaciones de Tim Robbins y Josh Gad las que hacen que la historia valga la pena, y si bien no es uno de los mejores estrenos del año, es una historia ágil, bien filmada, que plantea un tema difícil, pero lo hace de un modo llevadero, y por momentos hasta gracioso.