Graba

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

“Graba”: poco más que buenos climas

Una franca sesión de sexo en diferentes posiciones, extensa, verosímil, bien cuidada, como nunca antes se vio en el cine argentino, fue lo más comentado de esta película cuando su presentación en la 26a. competencia oficial marplatense. Pero la película también tiene otras cosas para comentar.

Su personaje protagónico es una joven taciturna que trabaja malamente en la capital de un país ajeno, donde no tiene parientes ni amistades, nadie la conoce y pocos la miran. Se nota que está huyendo de algo. Pero ese algo siempre la acompaña: es su propio pasado, es el recuerdo obsesivo de un hecho que alguna vez habrá de confesar al hombre que la alberga. También él tiene sus obsesiones. Son dos pobres amargos, fracasados sentimentales, y ahora parece que encima ella puede fracasar laboralmente, porque la visa se está demorando demasiado. Sin trabajo, todo estaría más al borde. Y peor todavía sin alguien que la escuche.

Película de climas sobre dolores internos, y sobre la paradójica incomunicación de quienes supuestamente deberían entenderse mejor, la obra se apoya en el rostro reservado, semiagresivo, de Belén Blanco, enfrentando una Paris invernal, gris azulada, indiferente. La envuelve muy bien el director de fotografía Alfredo Altamirano. La acompaña debidamente Antoine Raux, periodista francés residente en Buenos Aires. Y la inventa Sergio Mazza, artista plástico que así llega a su tercera pelicula sin mayor preocupación evidente por las reglas de la narrativa. Le basta con describir, manejar actores, crear climas, y en este sentido logra su propósito. A propósito, al público le bastaría con unos minutos menos.