Godzilla

Crítica de Ximena Brennan - A Sala Llena

Gigantes llenos de nada.

¿Qué ocurre cuando el hombre cree que puede dominar a la naturaleza? En otras palabras… ¿qué ocurre cuando cree ser Dios? Acontecen en el cine entonces cosas como Jurassic Park (1993), por ejemplo, y -a pesar de contar con algunos toques caricaturescos- Godzilla; ofreciendo esta última una buena lectura de los desastres naturales y, mejor aún, un pantallazo sobre la guerra nuclear.

Godzilla se relaciona tanto con la cultura e idiosincrasia japonesa que en sus dos remakes norteamericanas (más bien diría que la última funciona como un reboot), fue necesario respetar esas características, conservarlas. Este personaje ficticio, no sólo del cine sino también del videojuego, del cómic y de varias series, vendría a ser una suerte de antihéroe que termina salvando a la ciudad de los verdaderos monstruos.

Es decir, en esta cinta de Gareth Edwards, un monstruo bueno (suerte de protagonista) tiene su razón de ser en combatir a los monstruos malos; y lo que sobra es la parafernalia, el ruido y la exageración todo el tiempo. El resultado es una película demasiado larga, rebuscada y que por momentos da risa. Una verdadera lástima porque seguramente el espectador esperaba algo diferente.