Godzilla

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"El grito sagrado"

Hay que remontarse al año 1954 para entender por qué hoy somos testigos privilegiados del regreso a la pantalla grande de uno de los últimos iconos más importantes, emblemáticos y respetados del séptimo arte.

Nueve años después de los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki, los realizadores Ishiro Honda y Tomoyuki Tanaka no tuvieron mejor idea que combinar, dentro de una película de monstruos gigantes, escenas de destrucción y drama con una fuerte crítica y alegoría social sobre los devastadores efectos de la arrogancia humana y el uso de armas nucleares en conflictos bélicos.

Apoyado en un argumento cuyo principal merito era reflexionar sobre un tema que, con el correr de los años, se mantendría siempre vigente en la historia de la humanidad, Godzilla dio sus primeros y estruendosos pasos dentro de una época dorada para el cine nipón (el auge de la productora Toho y el pleno esplendor profesional de Kurosawa) y por ese motivo no tardaría en expandirse rápidamente por el resto del mundo con algunos pequeños cambios.

El simple hecho de que un monstruo de enormes proporciones se despertara de su reposo bajo el océano Pacífico debido a los devastadores efectos de los ataques nucleares sobre la costa japonesa (gracias a los cuales también conseguía poderes más destructivos) hizo que en los Estados Unidos “Godzilla” se estrenará con un corte muy diferente al original tratando de evitar una imagen negativa sobre el uso de armas de destrucción masiva.

Recién hace un par de años la mismísima Toho se encargó de remasterizar y relanzar el film original, no solo con el objetivo de celebrar el 60° aniversario del nacimiento de Godzilla sino también con la idea de dar a conocer la verdadera esencia del famoso monstruo que acumula, con su más reciente producción, treinta películas en su filmografía y una enorme y riquísima galería de personajes y criaturas fantásticas.

Gracias al enorme, soberbio y finísimo trabajo de reconstrucción que realizó Gareth Edwards sobre la identidad del mítico monstruo, el nuevo film de Godzilla se erige como la primera superproducción cinematográfica más importante y fiel al género kaiju hecha en la historia de Hollywood.

Hay que destacar que el realizador británico (cuya opera prima fue el film independiente “Monsters”) ofrece aquí un trabajo soberbio e irreprochable para tratarse de su primera vez detrás de un proyecto de semejante magnitud.

Edwards dirige no solo una de las superproducciones más humanas e impactantes del último tiempo, sino también la más ambiciosa de todas las apariciones de Godzilla en la pantalla grande. Gran parte del éxito de esta nueva apuesta reside en el correctísimo guión escrito por Max Borenstein (basado en una idea de David Callaham y revisionado por Frank Darabont) que presenta altas dosis de drama, seriedad y realismo.

Por ese motivo, no es coincidencia que tengamos, dentro de una película de monstruos, grandes actuaciones por parte de un elenco de primer nivel encabezado por Bryan Cranston, Ken Watanabe (como el Dr. Ichiro Serizawa, personaje clave en el film original de 1954), Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen, entre otros.

Tampoco es casualidad que, dentro del excelentísimo apartado técnico del film, se destaque la impecable banda sonora compuesta por Alexandre Desplat, cuyas partituras desprenden aroma de clásico y recuerdan muchísimo a las de John Williams en “Jurassic Park”.

De hecho, hay muchísimos guiños al mejor cine de aventuras de Spielberg dentro del Godzilla de Edwards, lo cual nos pone a todos en alerta. Habrá que seguir atentamente los futuros pasos de este joven realizador británico de enorme talento.

“La naturaleza tiene un orden, un poder para restaurar el equilibrio” dice el Dr. Serizawa en un tramo del film. Luego de ver y disfrutar todo el esplendor del regreso de Godzilla, podemos decir que finalmente el cine volvió a hacer justicia.

Ésta es la verdadera naturaleza del indiscutible rey de los monstruos.