Godzilla

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

El rey ha vuelto

Pasó más de medio siglo para que uno de los íconos culturales del Japón tuviera la película que realmente merecía. Tantos años de efectos berretas, trajes de goma y edificios de cartón en los que, así y todo, el personaje sumó fanáticos y seguidores de todo el planeta, ahora tienen un justo cierre que es -a la vez- el inicio de una nueva era para la criatura creada por Toho en 1954.
La primera mitad del filme nos presenta a los protagonistas y a sus circunstancias. También sienta las bases para que lo que se viene tenga el sustento necesario para ser creible dentro la propuesta. La era atómica propiciada por los EE.UU. y sufrida por Japón a mediados del siglo XX se engancha ahora con el temor nuclear avivado por la reciente tragedia de Fukushima, para así crear una metáfora directa, sin muchas vueltas, más comprensible por todos.
Gojira (pronúnciese Góshira) es un monstruo prehistórico, un depredador alfa dormido en el fondo del océano que es despertado por la actividad nuclear, de la que se alimenta. Pero no es el único, otra especie también ha despertado y se convierte en una amenaza para el mundo.
Se han ocupado en esta producción de cuidar los detalles que todo fanático sabrá agradecer y disfrutar. El diseño del monstruo respeta al original -no como sucedió en la olvidable versión de 1998- y las escenas donde se lo ve en acción son presentadas, en versión infinitamente mejorada, con el estilo que se ha visto en muchas de sus clásicas películas anteriores.
El director ha sabido manejar el ritmo del relato, de forma de que crear un clima de tensión y expectativa no exento de cierta angustia. Estamos ante el inicio de una nueva saga, esta es apenas la presentación de Godzilla y no son pocos los enemigos a los que podrá enfrentarse en próximos filmes. Presten atención, hay algunas pistas en la película sobre lo que podría pasar en el futuro de esta nueva franquicia.