Glass

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Cuando en los últimos dos minutos de Split (2016) apareció Bruce Willis interpretando a David Dunn, todos gritamos en la sala de cine.
No era para menos. M. Night Shyamalan no solo había brindado una gran película de suspenso (sobrenatural) sino que también una conexión/secuela hacia su obra más querida por los fans (El protegido, 2000)
Ahora llega esta nueva entrega, convirtiendo a las dos anteriores en parte de una trilogía que no sabíamos que íbamos a tener, pero que necesitábamos.
La expectativa era mucha, y la vara había quedado muy alta.
Es por ello por lo que Glass decepciona a cierta parte del público.
Como película en sí misma, es inferior a sus predecesoras. Ya que se encuentra muy obligada a explicar y poner ciertos puntos dentro de los confines de un universo, que va entre la realidad y la ficción.
De hecho, se juega mucho con eso. Los protagonistas están la mayor parte de la cinta en una institución psiquiátrica, siendo analizados por “sus delirios de superhéroes y villanos”.
Tal vez no fue la decisión más acertada en cuestión de plot, pero hay que reconocerle a Shyamalan que mete al espectador dentro de esa bolsa de preguntas y dudas, a pesar de lo que ya vimos y estamos viendo.
Otro punto en contra es que ya conocimos a las personalidades de Kevin, a las 24, las principales y La Bestia.
James McAvoy vuelve a hacer un laburo excepcional, digno del mejor de los actores, pero ahora carece del factor sorpresa.
Los mismo pasa con el personaje de Samuel L Jackson, que lleva el título de la película y a quien no vemos desde hace años.
Lo conocemos, y sabemos hacia dónde puede ir. Tampoco hay sorpresa ahí.
Distinto es el caso de Bruce Willis, alguien que no viene pegando buenas decisiones de carrera en los últimos tiempos, y que aquí encuentra un mejor lugar.
Dunn es un superhéroe y se comporta como tal. Además, tiene de sidekick a su hijo, interpretado otra vez por Spencer Treat Clark, en una especie de experimento a lo Boyhood (2014), pero más acotado. Personaje que también está en buena sintonía.
De la historia no se puede hablar mucho sin spoilear, los trailers en sí mismos son un gran spoiler. Pero obvio que están los giros y sorpresas del director. Te pueden gustar mucho u odiarlos.
En lo particular, Glass me parece una muy buena película, un gran cierre que no esperábamos recibir, pero que se encuentra por debajo de sus dos predecesoras.
M. Night Shyamalan es un director con grandes vaivenes, y este no es su punto más alto ni de cerca, pero tampoco el más bajo.
Las expectativas (incluso las propias) le jugaron en contra.