Glass

Crítica de Leandro Porcelli - Cuatro Bastardos

Glass: Quilombo.
Una inesperada secuela dio lugar a este anticipado cierre de trilogía, tan polémico como el mismo Shyamalan.
Shyamalan siempre fue un director que une la polémica con el entretenimiento. Con varios éxitos en continuado desde fines de los 90′ a mediado de los 00′, se hizo un nombre como pochoclero de las masas. Pero hoy en día ha devenido en un hazmerreir gracias a hilarantes desastres que cerraron la última década. Su alianza con la productora Blumhouse, conocida por obras de género y bajo presupuesto, hizo que volviera a lo grande con The Visit y Fragmentado, dándole la chance ahora de cerrar una trilogía que él siempre tuvo en mente con Unbreakable como punto de partida.
Tres personajes se creen superpoderosos, pero una doctora tiene la chance de hacerlos entrar en razón con una terapia de tres días en los que se verán cara a cara tras muchos años (y películas) de conflicto. Se trata de un híbrido entre la capacidad cinematográfica que ya ha demostrado muchas veces su director, con el gusto por las estupideces que también se encuentra presente en todas y cada una de sus películas por igual.
Aún sus films considerados “los buenos” tienen muchísimos detalles y momentos que evidencian el poco asco que le hace a decisiones que podría registrar como bastante cuestionables para cualquier otro cineasta. Algo que, como otras de sus más desencadenadas películas se encargaron de mostrar, aunque suene raro no es del todo negativo. ¿No es acaso The Happening, además de una terrible y desastrosa película, una muy entretenida de ver? Shyamalan no es ciego a sus decisiones, solo que tiene una visión… bastante particular.
Incluso sin tener en cuenta esta cualidad de la que estamos hablando, Glass tiene muchísimos momentos de calidad mucho más tradicional. Aquellos que hayan disfrutado de Fragmentado, y que se hayan sorprendido por una de las obras menos Shyamalanescas del director, puede estar tranquilo que la mayor parte de este film es una experiencia excelente para cualquiera. Constantemente intrigando al espectador y logrando pequeños momentos de tensión que más que sufrir, gozan de una escala tan pequeña y personal. Asimismo, todos los personajes que regresan de entregas anteriores tienen bastante tiempo en pantalla y momentos de protagonismo, incluso la sobreviviente de Fragmentado y el hijo en Unbreakable.
Pero es una realidad que para saborear por completo la cinta, y para no salir de la sala bastante irritado, uno debe saber disfrutar el gusto de un guion que no se preocupa demasiado por su seriedad. Momentos melodramáticos, ridículos y hasta incluso bastante infantiles dicen presente, aún cuando el mundo logra ser una mezcla balanceada entre nuestro realismo y el mundo en donde los superhéroes podrían ser una realidad. De igual manera es una cínica respuesta y conflictiva celebración de un mundo moderno obsesionado con los cómics.
Sin dudas, esta es una película que se asegura no satisfacer a todo el mundo. Aunque lo hace de una forma particular y original, es una experiencia conflictiva que muchos no tendrán ni siquiera las ganas de excusar. Afortunadamente en los últimos años este tipo de películas tan comerciales como polémicas han encontrado un lugar más que aceptado por las audiencias del planeta. Venom y Aquaman son dos ejemplos perfectos, siendo de las más exitosas del año pasado al mismo tiempo que de las más destrozadas por la crítica e incluso el público por igual. Aún si uno no termina de ser fan definitivo de estas imperfectas películas, es un alivio que la cartelera anual de blockbusters no consista exclusivamente de superproducciones genéricas moldeadas para el consumo más sencillo de las masas.