Glass

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La nueva película M. Night Shyamalan, "Glass", ¿cierre? de la trilogía iniciada con "El protegido", no sólo está a la altura de las circunstancias, redobla la apuesta con una gama de aristas variadas, y un planteo de múltiples análisis.
Pocas carreras han dado tanta tela para cortar como la de M. Night Shyamalan. Del batacazo de su ópera prima, al cine de género personalísimo, la fuerte caída, y el resurgir de las cenizas. El final de "Fragmentado" fue uno de los más comentados de los últimos tiempos, haciendo lo que ya a esta altura ni es un spoiler, linkear aquel film con una de sus películas más celebradas y de culto, "El protegido".
¿Era sólo un guiño, un gancho, o realmente estaba la idea de continuar ambas historias unificándolas? Lo cierto es que el clamor se hizo oír, esta tercera parte, se hizo necesaria.
"Glass" se convirtió en una de las películas más esperadas desde aquel 2016. Saber si la idea original de Shyamalan era hacer esta película, o dejarlo todo en esa única escena, era fundamental para saber si "Glass" sería sólo un aprovechamiento comercial “por obligación”, o si realmente estaba el deseo artístico del creador. Sea como sea, tres años después, "Glass" supera todas las expectativas.
Todo comienza inmediatamente después de Fragmentado. Se inicia una captura de Kevin Wendell Crumb (James McAvoy), y David Dunn (Bruce Willis) asume la responsabilidad como protector social de capturarlo.
Mediante un indicio logra dar con su paradero en una fábrica, y es así como Kevin es capturado. Pero esto recién empieza. La figura aglutinante de esta entrega es la Dra. Ellie Staple (Sarah Paulson), una psiquiatra especialista en delirios de megalomanía, que desarrolla un estudio alrededor de aquellos que se creen superhéroes, o seres con algo superior al resto de los humanos.
Ella se encarga de Kevin, y también de David, el cual, al presentarse como superhéroe, será internado y tratado. La frutilla del postre será que en la misma institución se encuentra otro paciente de Staple, Elijah Price (Samuel L. Jackson), en estado catatónico.
Habrá que tener paciencia. De sus casi dos horas y diez minutos, Shyamalan le destina más de tres cuartas partes a crear algo similar a un caldo de cultivo. Va preparando la escena, nos introduce muy lentamente, a algo que sabremos, va a llegar. Pero ahí está el engaño principal que el realizador nos tiene preparado.
Como decía el leit motiv de "Cars","Glass" nos hará disfrutar más del viaje que del destino final. Siempre se supo que el director de "Sexto sentido" es un admirador de Hitchcock, y aquí lo demuestra con un alto nivel de tensión que no afloja, y que nos mantendrá atentos en cada minuto de su duración. Siempre estaremos sintiendo que está pasando, o está por suceder algo.
Cada personaje tiene su línea argumental propia, y tendrá su rato de protagonismo. La estructura que creo Shyamalan, nuevamente es la de un complejo rompecabezas en la que cada pieza conecta a la perfección, y nos hace pensar que desde que hizo "El protegido" allá por el 2000, ya tenía todo pensado.
No es común encontrarse con un film pensado para el público masivo, el taquillazo, con tan complejo nivel de análisis como lo es "Glass". Aquí tenemos varias películas en una, y cada una con un planteo distinto.
Cual caja china, o muñeca mamushka, todas encajan dentro de la otra, y cierran herméticamente, y a su vez permiten que despleguemos un juego que sea diferente depende cómo lo agarremos. Aquí la cuestión será desgranar qué es lo que nos hace únicos y especiales, de dónde salen nuestros poderes.
Como si fuese un duelo entre el "I need a hero" de Bonnie Tyler y el "We Don't Need Another Hero" de Tina Turner, la película plantea la necesidad de la sociedad de crear estos personajes para tener una esperanza, y a su vez de crear a los villanos para ponerle un rostro al mal.
La figura del excluido que siente la necesidad de crearse un personaje para subsistir, la supremacía del individualismo o del actuar en conjunto (el héroe colectivo), y la posibilidad – o imposibilidad - de introducir un control: Todo ello está presente en esta película que no para de introducir teorías diferentes. Shyamalan se luce como un gran director de actores, la interacción entre todos es perfecta, y la química fluye en general.
McAvoy logra lo impensable, superar lo que hizo en "Fragmentado". Ya sin el peso de la sorpresa, acá estamos esperando que nos muestre varios personajes en uno, y lo hace, pero además, los intercambia a cada segundo, y contagia de frenesí a la platea.
Bruce Willis demuestra por qué es uno de los duros más queribles. Es puro carisma y sensibilidad. El mayor arco dramático pasará por su personaje, y esa pesadumbres que lo caracteriza. Samuel L. Jackson tiene dos etapas bien diferenciadas, y en ambas se luce de gran modo. Es quizás una de sus mejores actuaciones.
Los secundarios de Sarah Paulson (casi protagónica), Anya Taylor-Joy, Spencer Treat Clark, y Charlayne Woodard, no bajan para nada el nivel, al contrario lo elevan. Técnicamente un encanto.
Con una gran fotografía de juego de colores, y encuadres perfectos, un uso correcto del montaje, y una banda sonora que acompaña siempre sin pisar ni subrayar. No esperen de "Glass" una película de superhéroes, porque no lo es.
Es una película de humanos, de seres de carne y hueso que buscan el modo de crearse algo, un alter ego para subsistir. Shyamalan lo hizo otra vez. Lejos quedaron sus sombras. No hay dudas que se trata de un creador nato.