Ginger & Rosa

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Crecer de golpe en medio de la crisis

Son dos adolescentes entrañables que viven su despertar a la vida en el Londres de los tempranos 60. Rosa viene de un hogar partido y es la más audaz y la menos soñadora. Ginger tiene padres, pero en casa las cosas andan muy mal. Ellas se necesitan y se consuelan: salen, llegan de noche, beben, fuman, conocen chicos y hasta empiezan a militar. La crisis de los misiles en cuba proyecta sus sombras y la vida empieza a mostrarse como lo que es: un lugar que acoge sueños y lágrimas, que nos alimenta de dulces y amarguras. Es un film sobre despertares: al sexo, a la madurez, al activismo, a los secretos y a las crisis. La radio larga noticias inquietantes y Ginger (estupendo trabajo de una enternecedora Elle Fanning) sueña con salvar el planeta para poder salvarse de una vida de secretos y sinsabores. Mientras el mundo espera un desenlace, en casa de Ginger la crisis se precipita. Los secretos estallan en mil pedazos y la realidad se encarga de pasar en limpio la historia. Ginger encontrará en la poesía, el refugio y el desahogo que buscaba. Y al final, desde el dolor, aprenderá crecer más que su avispada amiga, tocada muy pronto por la pasión y el desencanto. Buena película. Empieza con muchos lugares comunes, pero va creciendo. Es sentida, dolida, con seres en crisis que reflejan un mundo siempre amenazante.