Gigantes de acero

Crítica de Martina Hirsch - Otros Cines

Vencedores vencidos

Agradable sorpresa, especialmente viniendo del director de mediocres títulos como Una noche en el museo 1 y 2, La Pantera Rosa, Recién casados y Más barato por docena. El paso de la comedia al cine de acción le ha sentado bien a Shawn Levy, esta vez con el know how detrás de la dupla Spielberg-Zemeckis como coproductores. El film -de algo excesivos 127 minutos- narra las desventuras de un antihéroe (patético, cínico, loser) que intenta salir de su malaria apostando por sus robots en las peleas de boxeo de estos "gigantes de acero". No le va nada bien y, para colmo, (re)aparece su hijo de 11 años, al que prácticamente no conoce. Lo que sigue es una gira por el circuito de luchas durante el cual padre e hijo intentarán rehacer (en verdad, construir) su relación. Típico relato sobre la redención, el film tiene muy buenas escenas de combate (hay más trabajo con animatronics que con CGI), un sentimentalismo a-la-Spielberg que no molesta y un sentido reivindicatorio de la aventura (y de la tecnología en "desuso" sobre el poder excesivo de las corporaciones) que lo convierten en un muy digno entretenimiento de pura cepa hollywoodense.