Gigante

Crítica de Pabela - La Cinerata

Me encantan las historias sencillas, me gusta el cine contemplativo y las historias cercanas y verosímiles. Me encanta que Gigante cuente una historia de amor en la que está involucrada gente común y corriente, gente como uno, esas historias de amor que no son de telenovela y que podría ser la historia de cualquier vecino. Y odio ser tan rara. Sí, porque no entiendo cómo me pudo encantar films como El custodio o El perro y sin embargo Gigante me dejó un tanto indiferente. Quizá sea porque el film de alguna manera se queda en eso, en mostrar a un hombre común, Jara, custodio nocturno de un supermercado que termina obsesionado con Julia, una de las muchachas de limpieza. Y nada más.
No es que esté mal ese "y nada más"; de hecho Adrián Biniez muestra una mano segura a la hora de dirigir a los actores y de crear escenas que sin necesidad del diálogo dicen mucho, describen, apuntan. Pero el guión me dejó con ganas de más, me dejó con el deseo de alguna vuelta de tuerca que no tiene porqué ser tremendamente original pero que al menos le de un climax diferente al film. Es como si la historia de a poco se inflara para luego desinflarse sin más. No tiene elementos que dentro de su sencillez despierten empatía o emotividad, es en definitiva casi una historia más. Como meterse invisiblemente en las noches de un supermercado y descubrir su vida, común, nada sorprendente.
Horacio Camandule, no obstante, brinda una actuación creíble como este solitario y tímido sereno que descubre en su monitor a Julia una noche tras un accidente mientras limpiaba. Se transforma a partir de entonces en una especie de héroe anónimo, un ángel custodio que la seguirá incondicionalmente a todas partes.Leonor Svarcas como Julia se muestra correcta dentro de un papel que no se lo destaca demasiado salvo por lo que representa en la vida del protagonista. Un personaje que apenas tiene alguna línea de diálogo, que la veremos como una figura que va y viene entre la realidad y la "ficción" del monitor.
Un film minimalista como la describiera mi amigo bloggero Xavier Vidal, y ciertamente lo es; quizá demasiado minimalista para mi gusto. Recomendable para aquellos que quieran ver una historia de amor distinta, una historia de amor sin los fuegos de artificio a los que estamos acostumbrados. No olvidemos que después de todo es un film que ha ganado en tres categorías en el Festival de Berlín además de otros incontables festivales por los que ha pasado como el de La Havana, Lima o Chicago.