Gigante

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La obsesión de un guardia

El film, premiado en los Festivales de Berlín y San Sebastián, marca el debut del argentino Adrián Biniez en la pantalla grande. A partir de una historia pequeña, el realizador logra mantener la atención del espectador con personajes que cumplen su tarea en un hipermercado.

La película es la obsesión secreta que desarrolla Jara (Horacio Camandulle), un gigantesco guardia de seguridad que contempla, en silencio y con mate en mano, todos los movimientos del supermercado. Hay alguien que llama su atención: Julia (Leonor Svarcas), una empleada de limpieza del local que "guarda" mercadería sin que nadie la vea.

Jara enciende la mecha de un amor secreto, se protege detrás de los monitores de las cámaras de seguridad y sigue de cerca sus pasos (incluso fuera del trabajo, en el cine, en una pizzería o en la parada del colectivo). Estudia todo lo que ella hace pero no la encara. La pregunta que dispara el relato es: ¿estamos en presencia de un psicópata o frente a un hombre inofensivo al que le cuesta relacionarse con las mujeres?.

De pocas palabras, aún con sus compañeros de trabajo, el protagonista también trabaja en un boliche nocturno al que llega su "presa". Gigante es una historia de amor unilateral en la que el realizador sigue los pasos del protagonista, quien a su vez persigue a Julia en sus actividades cotidianas.

De ritmo pausado y escasos diálogos, el relato está ambientado en Montevideo (con más suspenso en los tramos finales) y descansa en la actuación de Horacio Camandulle, quien brinda a su criatura su enorme figura y su limitado corazón.