Ghost Rider: Espíritu de venganza

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Si un bodrio recauda bien, la secuela es inevitable. Atrás quedan los pudores de los productores y demás involucrados sobre si lo que están haciendo es un crimen contra la cinematografía. Para mí Ghost Rider se componía de una premisa estúpida y un horrendo protagonista (amén de malos diálogos). A nadie le importó esto - costó 100 millones, obtuvo 228 millones; listo el pollo, marche una secuela! - y acá tenemos los resultados. Ghost Rider 2: Espíritu de Venganza es más absurda que el original, está peor actuada, y se nota que es mucho más barata. Quizás sea ésta la bala que logre detener en seco a los productores y nos libre de estos engendros cinematográficos.

Uno ya ha visto otros enviados del diablo que andan en motos cool (Spawn), pero ninguno de ellos tuvo un casting tan fuera de lugar como el de Nicolas Cage. El tipo tiene cara de bobo, y ahora tiene el agravante que se se ve gordo, envejecido, recargado de colágeno y con un pelo tan falso que parece que le hubieran robado la peluca a una muñeca Barbie. No niego que Cage me cae bien cuando hace de tipo común y algo canchero (Next, Knowing, e incluso Kick Ass), pero cuando se hace el héroe imbatible, me hace acordar al papel de Robert Downey Jr. en Tropic Thunder, en este último donde hacía de actor desubicado que se creía capaz de tomar cualquier rol aunque no le diera el físico (por ejemplo, hacer de negro). Sorry si soy repetitivo con mis discursos, pero es algo que me brota de lo profundo del alma. Acá Cage se ve viejo y totalmente fuera de lugar. Es vox populi que su situación financiera apesta, razón por la cual toma todo tipo de papel que le deje un buen cheque en su bolsillo. A este paso terminará haciendo comedias directas a video con Cuba Gooding Jr. en unos cinco años.

Considerando que entre los responsables de esto figure David Goyer (el mismo tipo que escribió Batman, el Caballero de la Noche!) resulta increíble la pobreza de ideas que tiene el argumento. Acá hay un nene que es el hijo del diablo (o de uno de sus súbditos, nunca queda claro). Papito lo reclama, la madre se lo niega. Aparece Johnny Blaze como el guardián protector de turno, y todo el mundo anda a las corridas (si todo esto les suena, es porque existen Babylon A.D. y decenas de filmes con argumentos similares). A su vez Blaze quiere exorcizar el demonio que tiene adentro, para lo cual va a un monasterio que tiene un portal intergaláctico / interdimensional / inter lo que mongo sea y allí se saca a la calavera humeante de su interior. Mal día para ir al baño, ya que al pibe lo secuestran al toque y el flaco ya no tiene superpoderes. Y ahora, ¿qué hachemo?

Como todo esto lo filmaron en Rumania (o por ahí), se ven muchos Renaults Duster persiguiendo a Renaults Sandero y esquivando Dacias del tipo Renault 12. Oh sí, se fueron a rodar al lugar más barato de la Tierra y se nota. Los efectos especiales no son demasiado buenos y, para colmo, la cámara parece operada por alguien que está sufriendo un ataque. Se mueve todo el tiempo, hay mucho corte rápido... no quiero imaginar lo que debe ocurrir en las plateas de los cines 3D en donde están exhibiendo esto, en donde todo el mundo debe ponerse verde y con ganas de expulsar el almuerzo del viernes pasado.

Corte rápido y cámara movediza no necesariamente involucra adrenalina. Las persecuciones son mas o menos, nada del otro mundo. Hay un gran momento en donde el Jinete se monta en una grúa gigante de minería y la transforma en un vehículo infernal en llamas... pero lamentablemente no hay otras secuencias que sean igual de innovadoras o impactantes. Los combates son algo bobos - el Jinete cancherea demasiado a la hora de pegarle a alguien y y el resto de los secuaces aprovecha para mandarle un par de bazukazos con lo cual nuestro héroe sobrenatural queda viendo las estrellas -, y hay demasiados diálogos que bordean lo lamentable. Pero el colmo es cuando Nicolas Cage debe frenar al espíritu que lleva adentro, en donde el quía comienza a sobreactuar salvajemente - se ríe, grita, golpea todo, habla sandeces -. Curiosamente estas escenas hacen que el filme se sienta más como una versión de cuarta de El Increíble Hulk que como algo propio de Ghost Rider: "no me provoque... no soy yo cuando me enojo".

Ghost Rider 2: Espíritu de Venganza es pérdida de tiempo y dinero. Es mediocre y la única razón por la cual uno la ve es porque está la chapa de Nicolas Cage y Marvel en el poster. Pero a Cage se les está terminando el período de gracia, y últimamente se ha visto involucrado en tantos bodrios que, más que un gancho para la audiencia, su nombre corre serio riesgo de transformarse en una advertencia para evitar que alguien le compre un ticket.