La vigilante del futuro. Ghost in the shell

Crítica de María Paula Rios - Cinepapaya

Hackers, mascotas tridimensionales y geishas robóticas asesinas, forman parte de una sociedad distópica en la nueva adaptación a la pantalla grande del popular manga 'Ghost in the Shell'.

En un futuro imaginario, Major (Scarlett Johansson), una híbrida ciborg-humana única en su especie, diseñada por la compañía Hanka Robotic para cumplir la función de una potencial arma letal, integra un grupo operativo de elite que se dedica a detener a los criminales más peligrosos de la ciudad.

Pero lo que escapa por encima de este mundo súper diseñado, y supuestamente controlado, es que Major posee sentimientos humanos que se cuelan por encima de un cuerpo completamente artificial, que no siente dolor y al que no le corre sangre. Las dudas existenciales no tardarán en surgir.

Después de todo esa es la esencia de Ghost in the Shell, el manga japonés creado por Masamune Shirow, en el cual se basa este reboot de acción real, que más allá de estar impregnado de acción y de luchas fascinantes indaga un flanco filosófico tan relevante como es el tema de la identidad.

La protagonista tiene un pasado (robado) que se filtra en su nuevo ser a través de “glitches” (errores intermitentes de software), que no se pueden tapar ni con chips, ni medicación. El film, en su primera parte hace la presentación de Mayor, de su mundo y los personajes que la rodean, entre ellos la Dra. Ouelet (la gran Juliette Binoche), Aramaki (un magnífico y certero Takeshi Kitano) y su adversario, quien después será su par, Kuze (Michael Pitt).

En este primer tramo hay un despliegue visual impactante, la tecnología se pone a merced de descubrir un universo ciberpunk, en donde lo tridimensional y los humanos/máquinas están naturalizados. Por supuesto que nos remite a la Blade Runner de Ridley Scott, ya que el creador del manga se inspiró en este film de culto para situar a su heroína.

La segunda parte de Ghost in the Shell se vuelve más oscura, las escenas de acción cesan y el conflicto se centra en recuperar la identidad de Mayor. Aquí el relato es lento e imbricado y pierde el ritmo dinámico, y el carácter de sorpresa, del principio.

Si bien esta cinta de ciencia ficción tiene algunas falencias a nivel narrativo, su “ghost” logra conectarse con el manga y las versiones antecesoras. Rupert Sanders logra construir un universo atractivo y creativo, que respeta de manera honesta al género.