La vigilante del futuro. Ghost in the shell

Crítica de Federico Cobreros - Alta Peli

Scarlett O’Nada.

Inmediatamente, lo que salta a la vista de esta adaptación, es el foco en la actuación de Scarlett Johansson como Motoko Kusanagi. Mas allá de la elección de americanizar al personaje, algo se perdió en la traducción, Johansson no llega a desarrollar y transmitir aquello que la película original tanto se esforzó en recalcar.

La Ghost in the Shell de 1995 nos habla del alma, de la existencia del alma por sobre todas las cosas. Aquí, sin embargo, está mas enfocada a la identidad, casi casi como la remake de RoboCop de Padilha. Y si bien son parecidas, ambas cosas son muy, pero muy diferentes. Para el que ve por primera vez esta historia, quizás no le moleste y hasta le parezca interesante. Pero acá hablamos de lo mismo que hablaba el Dr. Alfred Lanning en Yo, Robot, en algo mas que la “simple” identidad. Ghost in the Shell debía tratarse de la búsqueda del alma, de algo un poco mas espiritual que darle nombre e identidad a un cerebro. Para eso, ya tuvimos la recién mencionada RoboCop en el 2014.

Tampoco ayuda la actuación de Scarlett Johansson, se antoja corta o fracturada, y esto es culpa de la dirección, ya que sabemos muy bien que esta muchacha mas allá de sus atributos físicos, posee también grandes atributos actorales.

Dulce, dulce Tokio:
El caramelo visual está a la orden del día. Aquí quizás es donde se ve mejor el espíritu del manga, en la construccion de esta ciudad futurista cyberpunk medio noventosa que cae muy bien al paladar. Pero no es nada mas que eso. Visualmente no aporta nada nuevo, ya lo vimos todo, e incluso en algunos casos lo vimos mejor. Si viste Blade Runner, ya viste la ciudad en la que transcurre Ghost in the Shell, así nomas.

En cuanto a las escenas de acción, tampoco aporta nada nuevo. Mucho slow motion y mucha coreografía que difícilmente resulte una novedad. Por lo cual si antes de entrar al cine Ghost in the Shell parecía otra adaptación innecesaria, al promediar el film ya no nos queda ninguna duda al respecto.

Takeshi Kitano, por otro lado, le da ese rayito de alegría a todo este embrollo. De taquito y sin esforzarse le agrega sal a la ensalada insulsa que nos estábamos morfando. Pero su participación es escasa y uno se queda con ganas de mas.

Punto medio:
Lo que abunda en esta adaptación es la tibieza y no en el buen sentido. Todo es tibio. No hay gore, no hay desnudos, no hay ni la mitad de las temáticas filosóficas que se trataban en la Ghost in the Shell de 1995, y eso se siente. Todo está a mitad de camino, ni respeta a rajatabla el manga o el animé ni se vale por si misma, lo que nos deja una película con bastón que camina con tropiezos, que se apoya en el material original solo cuando lo cree conveniente y lo suelta para volver a tropezar. Aquí es donde se ve la flojera de la mano del director, un Rupert Sanders que apenas tiene la mediocre Blanca Nieves y el Cazador como marca en el cinturón.

Conclusión:
Ghost in the Shell es una película redundante, tanto para propios como para ajenos. No hace honor a su material de basamento y tampoco aporta nada nuevo que no hayamos visto ya en mil películas de acción. Sin embargo, tampoco es un desastre. Pasa, a los tumbos pero pasa. Se deja ver si uno va con pocas expectativas y sin esperar una fiel representación del manga o animé, mas preocupado por lo que vamos a comer cuando salimos del cine que por la película misma. Fans acérrimos, están avisados. El resto, también.