La vigilante del futuro. Ghost in the shell

Crítica de Facundo Barrionuevo - El Día

El fantasma de la Shell.

Cuando uno ve la película supone que tanto estética como argumentalmente está muy inspirada en Matrix. Pero en realidad las hermanas Wachowski fueron las que primero se inspiraron en esta película. Es que se trata de una adaptación en acción real del genial animé Ghost in the Shell de 1995, que a la vez es una adaptación de la historieta del mismo nombre.

La Vigilante del Futuro muestra la historia de una agente de la policía mitad humana y mitad robot. Como un Robocop pero más linda. En este futuro donde todo está conectado a una gran red, las personas se implantan órganos y partes del cuerpo cibernéticos. Por ejemplo se hacen hígados artificiales para poder escabiar tranquilos y sin consecuencias para la salud. Pero como también es posible implantar recuerdos, la Mayor Scarlett Johansson empieza a dudar sobre su verdadero pasado. Su mente humana, el fantasma, empieza a desconfiar de su memoria digital y de su cuerpo-recipiente.

La idea de fantasma en la “almeja”, para no decir “shell”, está tomada de la idea del “fantasma en la máquina” del filósofo Gilbert Ryle que se preguntaba sobre las relaciones entre la mente y el cuerpo. En la película Ex Machina de 2014 otra chica-robot empieza a comportarse como una humana. El objetivo del protagonista es evaluarla para saber si este prototipo de Inteligencia Artificial es capaz de ser consiente de sí mismo o sólo está simulando. O sea, su aparente consciencia es sólo el producto de su programación. A lo que su creador concluye “¿Pero acaso no estamos los humanos también programados?” No podemos elegir del todo nuestros propios gustos. Estamos determinados. Y tal vez, sólo fingimos tener conciencia de nosotros mismos. Tal vez, nuestros simulacros diarios son nuestras verdaderas personalidades.

Lo cierto es que en todas estas películas se pone en juego el problema ético y filosófico de la existencia, pero de una manera bastante divertida. Probablemente los fanáticos de la Ghost in the Shell original protesten contra las obvias diferencias. Pensemos que el final de la original es más parecido al final de Ex Machine que al de esta película. Pero una diferencia interesante es que en esta nueva versión existe la idea de una recuperación del pasado más significativa, pensado como un recuerdo y como una identidad. Parece existir una posición más política en relación a la memoria y a la verdad. Más parecida a las deudas pendientes que todavía tienen nuestros países que a dilemas cibernéticos de las novelas de ciencia ficción.