Gaturro

Crítica de Laura Gentile - Clarín

Hay un lindo gatito

El personaje de la historieta de Nik llegó a la pantalla grande con la forma de dibujo animado.

El comienzo de Gaturro, la película impacta y entusiasma cuando la tridimensión acerca, hasta el choque en las narices del espectador, objetos y personajes: mariposas que saltan a la cara, hojitas que parecen caer en la fila anterior, cuerpos que se salen de la pantalla. La novedad exalta a chicos y grandes.

En una presentación ágil y cantarina se ve a Gaturro -el famoso personaje creado por el ilustrador Nik, ahora en versión cinematográfica en 3D-, recorriendo la relación con su amada Agatha desde que eran niños, adelantando cuál será el tema central del filme: la conquista de la inasible gatita.

El entusiasmo del arranque se frenará un poco cuando, ya comenzada la película, se ahonde en el “mundo Gaturrino” -sus amigos, su amor no correspondido-, para resurgir cuando aparezcan los humanos de la historia. Son ellos los dibujos más logrados y atractivos. Y es en su mundo donde la película adquiere ritmo y peso propio, especialmente cuando se mete en el mundo de la televisión, con sus urgencias y crueldades. Porque para lograr su ansiado objetivo, Gaturro intenta convertirse en un actor famoso.

Este vaivén entre fluidez y ralentamiento se mantendrá en toda la película, cuyo nivel visual alcanza altos standares (coproducida por la argentina Illusion Studios, parte de la animación estuvo a cargo de la reconocida Toonz Entertainment, de la India). Algo poco habitual en la animación nacional.

Donde mejor funciona la película es en las sutilezas, en los gags armados casi como cuadros de historieta. Por ejemplo, Gaturro pensando que está capacitado para actuar, al recordar su capacidad de poner “caras de yo no fui” cuando algún miembro de la familia con la que vive le reprocha pequeñas catástrofes cotidianas. O cuando imagina cómo debería ser el hombre de los sueños de Agatha. (Gaturro escalando al mejor estilo Tom Cruise en Misión Imposible , intentando triunfar en el Stand Up y demás). Es decir, cuando el director, Gustavo Cova (el mismo de Boogie, el aceitoso ) asume una narración cargada de ironía.

Claro que, además, hay aventuras, números musicales e, incluso, moraleja: después de recorrer un largo camino, Gaturro entenderá que no necesita ser popular para ser querido.