Gaturro

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Don Gato y su pandilla

La nueva producción del estudio de animación argentino Illusion Studios, Gaturro (2010) tiene un elaborado y cuidado trabajo en la construcción formal del film, que en nada o muy poco lo diferencian de alguno de los productos de los grandes estudios de la meca del cine y que lo ponen en un lugar de privilegio dentro de las cinematografías del mundo.

Gaturro está enamorado de una bella gatita que mucha bolilla no le da. Para conquistarla nuestro gato se presentará a un casting televisivo en donde hará de las suyas para convertirse en estrella y lograr que su amada termine casándose con él. En el medio de la historia una serie de personajes típicos ayudarán -y no tanto- a que Gaturro se salga con la suya.

Basada en la historieta de Nick y con guión de él mismo junto a un equipo autoral, Gaturro funciona como un film naif plagado de bastante inocencia y es ahí en donde se produce la falla que le puede jugar en contra con el público adulto, a pesar de que hay algunos guiños para que no se queden afuera del cuento.

Uno de los aciertos, en materia narrativa, que el film presenta, es el de evitar caer en el típico golpe bajo para provocar efectismo en el espectador. Un recurso facilista que muchas veces no termina sentándole a la historia y que no sirve en demasía. Inteligentemente los autores evitan caer en la sensiblería y se corren de ese lugar común.

El mayor logro del film es todo lo que tiene que ver con lo visual. Dibujos realizados con los mayores adelantos técnicos y un equipo de “artesanos” de la animación que dieron lo mejor de sí para generar un producto de nivel internacional. Los efectos 3D nada tienen que envidiarle a Toy Story 3 (2010) o Alicia en el país de las maravillas (2010). Otro elemento que se cuidó al extremo es la utilización del sonido, que en la que recreación de cada elemento suena tan real como en una película de ficción.

Para la banda de sonido se utilizaron canciones pop al mejor estilo Hannah Montana, melodías pegadizas y bailables compuestas por Eduardo Frigerio con las que el público infantil se sentirá inmediatamente identificado.

Gaturro no tiene nada que envidiarle al cine americano e Illusion Studios tampoco. Sin duda, se armó un equipo de grandes profesionales con Gustavo Cova (Boogie, el aceitoso, 2009) piloteando una nave que merece como destino un amplio recorrido internacional. Gaturro es argentino y estamos orgullosos de que así sea.