G.I.Joe: el contraataque

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Rescatando al soldado Joe

Hasbro, la compañía de juguetes de acción, sigue licenciando a sus exitosas criaturas de plástico para la pantalla grande. Primero fue el turno de Transformers; luego, el de G.I. Joe, popular cómic y tira animada de una unidad de marines. En G.I. Joe: El contraataque, la recreación de la vieja historieta en un mundo hipertecnológico resulta más sólida. Al comenzar el film, el presidente de los Estados Unidos (Jonathan Pryce) es secuestrado y el archivillano Zartan (quien, nanotecnología mediante, posee la facultad de mimetizarse) adopta su identidad. Zartan inicia una campaña de desprestigio de los G.I. Joe mientras la fuerza Cobra va eliminando a sus miembros. Pero los marines sobrevivientes, bajo el comando de Duke (Tatum) y Roadblock (Johnson), buscan al recluido Joe original (Willis) y se preparan para enfrentar una invasión planetaria. Más allá de la sopa de efectos y el nacionalismo belicista cada vez más evidente de los films norteamericanos (ayer fue Irak; hoy, la amenaza nuclear de Corea del Norte), El contraataque es una película entretenida, con toques de comedia entre Johnson y Tatum, y enfrentamientos que se intensifican al promediar el film, como una lograda coreografía de combate rodada en la cumbre del Himalaya.