Furia de titanes

Crítica de Mariano Torres - ZonaFreak

Epica en el ring

Nadie recordará el film original de Duelo de Titanes como un clásico obligatorio, pero sí recibirán siempre una especial mención los efectos del gran Ray Harryhausen, maestro del stop-motion que deleitó a todos con su Hiedra de las mil Cabezas, entre otras criaturas y deidades. Pues bien, si esta actualización del film de 1981 pretende ser un homenaje, si bien asombra con algunos efectos digitales (el engendro infernal llamado Kraken), defrauda por completo con otros, como el de la mencionada Hiedra que, sin duda, en épocas del maestro Ray pudo ver tiempos mejores...

Y si esta Clash of the Titans es una continuación, un "borrón y cuenta nueva", o una re-interpretación de la historia original, se queda corta, presentando muy pocas novedades y haciendo apenas uso (y abuso) del 3D que invade la pantalla como el gimmick del nuevo milenio.

Sam Worthington, todavía en plan Jake Sully de Avatar, interpreta a Perseus, un semi-Dios (o hijo bastardo de Zeus, para hacerla fácil), que un buen día se rebela contra su padre y decide liderar una cruzada contra los Dioses. Estos, ni lerdos ni perezosos, ávidos de infundar temor en los humanos para así recopilar plegarias, dan rienda suelta a toda su furia, y lo que resta es lo inevitable: decenas de batallas épicas, monstruos -marinos, terrestres, aéreos-, espadas, serpientes, escudos y alguna que otra decapitación bien merecida.

La cantidad de engendros extravagantes que desfilan por la pantalla es inversamente proporcional a las ideas del relato, donde los dioses son casi una parodia de sí mismos (Liam Neeson como Zeus, en pose de Caballero del Zodíaco, Ralph Phiennes como el hermanito malo Hades) y el guión, funcional a la tecnología, olvida las bondades de la caracterización y parece contentarse en repetir reiteradas veces, a través de su protagonista, el único leit-motive de la película "no lucharemos como Dioses, sino como hombres". Demasiado poco para tanto alboroto místico.