Furia de titanes 2

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Una mitología en decadencia

El asunto empezó en 1981 cuando apareció la primera "Furia de titanes", con un productor y a la vez notable creador de efectos especiales llamado Ray Harryhausen. Se hablaba del mito de Perseo, la lucha con Medusa para salvar una ciudad y el rescate de Andrómeda. Tenía un equipo increíble encabezado por Lawrence Olivier y recaudó millones.

En la película, los héroes mitológicos lo eran en todo sentido y sus aventuras sólo podían estar encabezadas por supercampeones del Olimpo, como los que presentaba el director Delmer Davis.

En 2010 hubo una exitosa remake y ahora ésta que baja un poco de categoría a los dioses, los banaliza un tanto y eso sí, aprovecha el asunto monstruos para poblar los cielos de caballos voladores, cíclopes, lagartos gigantes y dientudos varios.

UN NUEVO PERSEO

La historia de este semidiós, que intenta ayudar a su padre, el gran Zeus, víctima de un secuestro siendo el mismo apresado como rehén, delitos entre dioses y semidioses, es el tema central de la narración cinematográfica.

En esta versión, la guerra se expande, la paz no parece ser virtud deica y el pobre Perseo tiene que dejar su retiro de pescador para involucrarse en la lucha del Bien contra el Mal. Los que amaron a Perseo a través de Ovidio, Vasari, o los frescos pompeyanos, abstenerse.

Esta "Furia de titanes 2" sólo se destaca por los increíbles efectos especiales, la mitología no es respetada, los dioses ya no son los que eran y lo único que se mantiene a tono es la línea de monstruos que, eso sí, merecen todos los respetos por lo feos, agresivos y bien logrados.

En síntesis, la película sólo es rescatable por la acción constante y sus efectos especiales y las aceptables actuaciones de Sam Worthington (Perseo) y Rosamund Pike (Andrómeda). Aunque parezca mentira, ya está rodándose una próxima "Furia de titanes" y la taquilla sigue inclinándose a favor.