Fuga de la Patagonia

Crítica de Marcela Gamberini - Subjetiva

UNA EXCURSIÓN AL PERITO MORENO

Fuga de la Patagonia es una ópera prima notable (aquí la entrevista a Francisco D´Eufemia, director del film junto a Javier Zevallos) que trabaja sobre tópicos precisos y les aplica a sus materiales una mirada que tensiona lo clásico y lo moderno.

La película se organiza en torno a un eje narrativo central, la fuga del explorador y cartógrafo Perito Francisco Pascasio Moreno –conocido luego como el Perito Moreno- y dos acompañantes después de ser sentenciados a muerte por una tribu mapuche en 1879 que los persiguen a través de los paisajes entre selváticos y demasiado abiertos de la Patagonia. La película está filmada enteramente en exteriores y el paisaje, el territorio, es un motivo que se impone con fuerza, a punto que uno de los personajes llega a decir “Este lugar no está volviendo locos a todos”. El espacio es el que organiza la película cartográficamente (Moreno era cartógrafo) cada lugar por el que pasan es central en esa odisea del Perito, que es un soñador, un utópico y que su objetivo central es armar, diseñar las ciudades futuras donde los indios convivan con los criollos; donde sus mapas ayuden a establecer los límites de cada lugar, de cada ciudad; sin perder la identidad de cada grupo.

Porque además Fuga de la Patagonia no sólo es el viaje contado como un western de un hombre que huye, es apresado a veces y finalmente retorna; sino que además trabaja el orden del lenguaje de una manera sutil y valiosa. “Habla como si fuera San Martin” dice uno de los personajes al comienzo, refiriéndose al Perito Moreno y a su modosidad al hablar, su lenguaje no es de la Patagonia, de esa tierra de indios y malones, sino que su lengua pertenece a la ciudad, al espacio urbano, a la época. El lenguaje siempre es una marca de clase. Y a la vez la película trabaja arrasando la representación heroica de Moreno, “habla como si fuera San Martin”, no es San Martin no es un prócer, no al menos hasta ese momento. Moreno era en esa expedición un hombre común, alejado del mármol y más cerca de la tierra, de la sangre que entra en constantes dudas con su propia historia, con las traiciones y las fidelidades de las que está hecha la gran historia de la nación. Moreno está tensionado entre ese pueblo originario (del que incluso tiene un ahijado con su mismo nombre, como una extraña figura del doble) y los albores de ese genocidio que fue la Campaña al Desierto comandada por Roca. Sin dudas la película, aunque como un reflejo, refracta al espectador pistas políticas.

Fuga de la Patagonia cuenta una especie de viaje mítico a los orígenes de una Nación y a su vez se proyecta hacia adelante visionando la figura del héroe complejo que fue Moreno en un paisaje que lo enfrenta a cada paso y confrontando con un lenguaje que no es el suyo.

Más que interesante y sólida resulta esta película magistralmente filmada, en ese territorio tan áspero, tan inabordable donde los cielos azules se confunden con los ríos transparente que de un momento a otro pueden volverse incontrolables. El recorrido de ese héroe urbano, contradictorio y tensionado, parecido al Mansilla de Una excursión a los indios ranqueles se fusiona con esa naturaleza que, como el devenir de la Historia le será un tanto adverso.

FUGA DE LA PATAGONIA
Fuga de la Patagonia. Argentina, 2016.
Dirección: Francisco D’Eufemia y Javier Zevallos. Intérpretes: Pablo Ragoni, Gustavo Rodríguez, Bernardo Morico, Hector Bordoni, Jorge Sesán y Claudio Mattos. Guión: Javier Zevallos. Fotografía: Lucio Bonelli. Música: Ariel Polenta. Edición: Francisco D´Eufemia. Dirección de arte: Juan Valle. Sonido: Natalia Toussaint. Distribuidora: Cinetren. Duración: 82 minutos.