Fuerza antigangster

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Fotocopia

Sucede que uno puede tener un golpe de suerte. En la literatura, la segunda novela luego de un primer gran libro, es la que define la calidad de un escritor. En el cine se suelen dar más oportunidades. Ruben Fleischer, director de la excelente Tierra de Zombies (Zombieland, 2009) parece que luego de malgastar su segundo strike en la fallida 30 Minutos o Menos (30 Minutes or Less, 2011) la termina de embarrar con su tercera película, Fuerza Antigángster (Gangster Squad, 2013).

La historia, con ciertos reparos, podía pensarse interesante. Una fuerza parapolicial es creada para luchar contra un gangster más psicópata que mafioso. El enemigo se llama Mickey Cohen. La idea de fuego contra fuego, nada novedosa, podía resultar un interesante análisis acerca del tema o jugar en contra, por reaccionaria. En este caso se vuelca hacia una defensa de la institución policial siendo una digna representante de la segunda etapa del policial americano, esa donde la censura y puritanismo metieron la mano obligando a ponerse del lado de la ley, abandonando cierto ensalzamiento de la figura del criminal (usualmente más interesante). Pero ni siquiera da para discutir eso la película.

Desde el vamos la selección de actores resultaba un tanto cuestionable, ver en el trailer a un Sean Penn (Mickey Cohen) con prótesis facial e histrionismo desmedido asustaba un poco. También ver a una hermosa Emma Stone que reversionaba a la sensual Jessica Rabbit (¿Quién engañó a Roger Rabbit?) pero que daba la sensación de estar incrustada en la película sin convicción. Y ver al muchacho llamado Ryan Gosling como chico duro no cerraba tampoco, pero como en Drive había cumplido, era una duda cuestionable. Sorpresa, al fin un trailer honesto. Mickey Cohen es un vehículo para la sobreactuación de Sean Penn, y el director no lo beneficia exhibiendo torpemente sus “viles” acciones para exponer cuán duro es (cuanto te falta Penn para rozarle los talones al Al Capone de De Niro). Su personaje, el terror de Los Angeles, es un boxeador que mediante violencia e inmisericordia va subiendo peldaños para gobernar la ciudad. Listo. Ahora que Cohen sea una parodia de Toro Salvaje no ayuda. Parece que never-go-full-retard de Penn se comió los personajes de Robert De Niro y le salió esto, un mamarracho. Emma Stone juega insípidamente el papel de amante de Cohen como una supuesta mujer fatal (a la que le falta mucha sopa). Ella se vincula con el policía interpretado por Ryan Gosling que presenta un papel afectado durante todo el metraje, anda a saber con que intención. Su propósito de hacerse el duro no convence ni un poco, principalmente por esa voz blanda que le pone al personaje.

Al liderato del grupo que perseguirá a Mickey Cohen esta el sargento O’Mara (Josh Brolin), un policía que es veterano de la segunda guerra, tiene a su mujer embarazada y va para adelante como un animal desbocado. A él le encargan formar este grupo que está por fuera de la ley, justificado con un simple “esto es una guerra”. El equipo lo integran Ramirez (Michael Peña), Harris (Anthony Mackie), Keeler (Giovanni Ribisi) y Wooter (Gosling), pero solo se destaca Kennard (Robert Patrick), único actor a la altura de la aspereza que la película pretende mostrar. Otro problema grave, además del elenco, es su propósito de presentar un escenario de desasosiego de posguerra. Se fuma mucho y se toma mucho, pero la ausencia de sexualidad y fisicidad deja expuesta la falsedad de cada escena. Si luego vienen tiroteos mal filmados (Michael Mann debería darle un curso a este muchacho), cámaras lentas que solo demuestran la necesidad de querer hacer algo diferente con el género (luego de fotocopiar mal todo acerca del mismo) y un enfrentamiento final con tantas golpes carentes de emoción que uno solo desea ver que termine, no resta más que tratar de olvidar lo más rápido posible lo que ha visto. Da la impresión que Ruben Fleischer efectúo un apático escaneo del género para quedarse golpeándose la cabeza con la superficie, entregando un film que suena como la versión high school musical de Los Intocables de De Palma.