Frozen, una aventura congelada

Crítica de Nazareno Brega - Clarín

Princesas modernas

No son días fáciles para las princesas de Disney. Los tiempos cambiaron y no parece sencillo aggiornar a la realeza femenina del estudio del ratoncito sin caer en los lugares comunes del sarcasmo revisionista o en la corrección política.

Frozen, la 53° animación de la historia de Disney, toma el saludable camino del clasicismo y maquilla cada una de las históricas imperfecciones del universo de las princesas.

En este musical animado dirigido por Chris Buck (Tarzán) y la debutante Jennifer Lee, la Princesa Anna no requiere la salvación de un Príncipe Azul: es ella quien deja pagando a su príncipe para salir en busca de una aventura.

Durante su coronación como reina, la Princesa Elsa sufre un brote de furia parecido al de Carrie y congela al reino con sus poderes. Huye y se recluye en un castillo de hielo y hacia allá va su hermana Anna en pos de la salvación de todo su pueblo, acompañada por un amoroso tarambana que vende hielo y un histriónico muñeco de nieve, como si se tratara de una moderna reversión de El Mago de Oz. El mero hecho de adaptar el tradicional cuento La reina de las nieves, de Hans Christian Andersen a estos años denota el espíritu tan clásico y moderno de Frozen.

Las historia se siente demasiado familiar, aunque Buck y Lee aciertan al narrarla sin guiños a los adultos, típicos de las animaciones. Y los cineastas aprovechan el conocido camino de su historia para detenerse en casi una decena de canciones, muchas sobre la superación personal, donde suena Demi Lovato en la versión original y Violetta en el doblaje latino.

Estas princesas de Disney buscan el amor verdadero y encuentran lecciones de vida, como sus once antecesoras. Pero a las chicas de hoy no les alcanza con el amor a primera vista o con sobreponerse al miedo de ser uno mismo. Ellas no son como Blancanieves, que no tenía empacho en cantar Mi príncipe vendrá ni tampoco parecen muy cercanas a la Cenicienta que entonaba Soñar es desear.

Las princesas de Frozen son aventureras y modernas, por clásico que quiera ser el relato. Por eso el foco está puesto en la aventura, salvo cuando el muñeco de nieve busca robarse la película con algún chiste o las princesas se toman un descanso musical. Pero el mayor signo de modernidad está en el impacto visual del gélido universo creado por Buck y Lee. Y en aprovechar las infinitas posibilidades de los avances tecnológicos. Es recién cuando Frozen consigue rejuvenecer en serio a las históricas princesas de Disney.