Frozen, una aventura congelada

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Por siempre primavera

Todo se manifiesta feliz y encantador cuando las hermanas Elsa y Ana se divierten en un enorme salón real. No faltará un descuido para que ese poder incontrolable atente con la salud de unas de las niñas. Poseída con un don sobrenatural, Elsa deberá permanecer escondida por años para no lastimar a sus seres más queridos con el frío que la alimenta por dentro. Un gesto enfurecido, un momento de desesperación, el hielo se explota de su cuerpo, suficiente para congelar un corazón.

Frozen: Una Aventura Congelada, la nueva película animada de Disney, llega para derretir la pantalla con una historia de amor que congela la platea juvenil. Cuando el rey y la reina desaparecen, el gigante hombres de las nieves ataca o cuando Ana es convertida en estatua, son momentos donde los más chicos de la sala consultan por lo sucedido.

¿Existe otra manera de explicarle a un niño que todo se soluciona mediante el canto y el baile? A modo de tragedia musical los personajes expresan sus sentimientos para aliviar sus desgracias o para declarar su amor verdadero en un abrazo. Así las tensiones desaparecen y los colores inundan en destellos. Tampoco falta el personaje divertido: un encantador muñeco de nieve que ayudará en el esperado encuentro.

En este largo, se detectan homenajes a Fred Astaire o al film Laberinto entre sus divertidas coreografías que convierten a esta historia de princesas y copos de nieves, sumamente entretenida. También, entre sus canciones, no falta oportunidad para que las niñas canten al unísono “el tema de Violetta”, personaje de carne y hueso creado por la misma factoría.