Frente al mar

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

Una playa y una pareja con muchas piedras en el camino

Lánguida, ceremoniosa y pesada incursión en un drama de pareja que lleva la triple firma de Angelina Jolie, en su rol guionista, protagonista y directora. Pero no sale bien parada de este nuevo desafío. La historia, melancólica y reiterativa, está ambientada en un pequeño pueblo costero del sur de Francia. Allí llegan en plan salvataje una pareja en plena crisis. El es Roland, un escritor que se la pasa chupando en el boliche del pueblo y no es capaz de escribir una línea; y la, que arrastra una angustia que no le da tregua y que al final se sabrá de dónde viene. La película tiene un ritmo de siesta veraniega, relajada, algo displicente, cansina. La puesta en escena es contemplativa, recargada, presuntuosa, con diálogos chatos que dejan ver el esfuerzo de un paciente marido con ganas y de una señora histérica y vistosa. El recurso narrativo, que pone un poco de intriga entre tanta quietud, es muy traído de los pelos: un agujero bien ubicado en el cuarto de ellos –algo que habla muy mal de la hotelería francesa- les permite espiar a una pareja de recién casados en el cuarto vecino. Eso es todo. ¿Envidia, perversión, inspiración, ganas de sumarse al juego? El agujero pasa a ser una alegoría. Por él se ve lo que ellos fueron perdiendo. Gracias ese voyeurismo, la pareja podrá recuperar el brío perdido y hasta soñar con una aventura que puede apuntalar un vínculo ganado por la pena y la rutina. La historia avanza siempre para el mismo lado, como ese pescador que todos los días atrapa la atención de la señora. El dueño del bar del lugar, un viudo reciente y desconsolado, le marca el camino a este escritor de trago largo y letra corta. Estos dos ejemplos tan cercanos –el recién casado y el bolichero- operan como contraste de esta pareja que ha puesto en suspenso al amor. Hay paisajes, caminatas, miradas a lo lejos y la presencia de una Jolie convertida en esfinge, que se la pasa haciendo nada y sufriendo. Brad Pitt no está cómodo en el rol de este escritor que a falta de inspiración se entrega al trago y la tristeza. Ella es una ex bailarina que busca hijos y deseos y anda por ahí, luciendo una fotogenia de mujer afligida y vistosa, que está decidida a buscar en la aventura ese soplo de vida que ni su matrimonio ni sus recuerdos le pueden dar.